Inquietud en las bases de Bcomú por el pacto con el PSC
Adrià Alemany, responsable de Relaciones Políticas del partido de Colau, pide el sí al acuerdo a través de las redes sociales
El panorama de un pacto estable en el Ayuntamiento de Barcelona entre Barcelona en Comú y el PSC inquieta mucho más a las bases del primero que a las del segundo. Mientras se da por supuesto que los 2.589 militantes socialistas están por la labor del acuerdo, que posibilitaría el regreso de la formación al poder municipal –aunque en una desconocida posición de inferioridad con cuatro concejales frente a los 11 de Bcomú-, el ambiente favorable al pacto no está tan claro entre las filas de la formación que lidera Ada Colau. Una tibieza a la que ha salido al paso Adrià Alemany -marido de la alcaldesa- responsable de Relaciones Políticas e Institucionales de BComú, en un largo comentario en Facebook explicando las razones de por qué votará sí. Después de invocar a Pasqual Maragall, que decía que era imposible gobernar Barcelona con menos de 17 regidores, Alemany dice: “no es un pacto que me entusiasme. Seamos claros”.
Se lamenta de que ERC se haya negado desde el minuto cero “anteponiendo intereses partidistas” y cálculos electorales “por encima del bien común”. Argumenta que votará “sí” por varias razones. Una de ellas, que considera que se puede aguantar un año con 11 concejales pero que es muy distinto hacerlo durante cuatro “si queremos aplicar el programa de Bcomú necesitamos ampliar el gobierno”. Otra razón que desgrana es que la formación de Colau tiene la parte del león: 11 regidores frente a los 4 socialistas y “controlando las principales áreas”. Añade: "arrastrar al PSC a la izquierda creo que es un objetivo estratégico nada menospreciable. Y se debe arrastrar al PSC a la tesis que defendía hace un par de años en relación al derecho a decidir en Cataluña y alejarlo en todo lo que sea posible de Ciutadans”.
Alemany desgrana que en este primer año de mandato ya se han producido acuerdos con los socialistas – y ERC y la CUP- para modificaciones presupuestarias que han facilitado inversiones sociales y, sobre todo, que sumar 15 concejales aleja “para siempre el fantasma de la moción de censura”. Es decir, que no hay aritmética que imposibilite que Colau gobierne hasta 2019. Alemany asegura que la puerta sigue abierta para los regidores de ERC y pone fin al comentario defendiendo el “sí” al acuerdo de gobierno “pese a las diferencias sustanciales que tengo con el PSC. Siempre lo dijimos: el cambio solo se consolidará si somos capaces de poner los objetivos antes que las siglas…Así que asumiremos las contradicciones y no dejaremos de caminar preguntando. Nos equivoquemos o no”.
Un largo comentario que podría concluirse que va dirigido a unas bases que tienen que pronunciarse en una votación que ya ha comenzado y acabará el próximo jueves, cuando se conocerá si la militancia de las dos formaciones ratifican el acuerdo entre Colau y Collboni.
Fuentes socialistas no descartan que ese ambiente de inquietud en BComú ante el pacto haya tenido que ver con el rechazo de esa formación al nombre de Xavier Marcé como comisionado de Cultura que planificaba Collboni dentro del área que controlará. El PSC, de momento, ha decidido que la responsabilidad política de Cultura recaerá, exclusivamente en Collboni. Se podría deducir que el líder socialista opta por suprimir la figura del comisionado –que es la que ocupa actualmente Berta Sureda- y, probablemente, nombrar un gerente del área. Ese esquema funcionó, por ejemplo, en la época de Ferran Mascarell –en su etapa socialista- como regidor de Cultura. El nombre de Marcé, uno de los responsables de Focus y vinculado a la patronal del teatro (Adetca), no granjeó ninguna simpatía en las filas de Bcomú por su perfil de gestor cultural y por su proximidad a la administración. Una trayectoria difícil de casar con el código ético de Bcomú y su frontal rechazo a las puertas giratorias entre lo privado y lo público y viceversa.
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