‘Indies’, pero eclécticos
Los octavos premios de la música independiente se reparten entre El Langui, Xoel López y Vetusta Morla
Se apagan las luces del Teatro Nuevo Apolo y una mujer gesticula desde el escenario como si nos encontráramos a punto del despegue. “En el caso improbable de que suene una versión de Pitingo, utilicen los tapones de los oídos”, anuncia una voz. “Y en caso de Melendi, el sendero luminoso les llevará hasta la salida de emergencia”. Son solo las dos primeras maldades de una noche en la que la música alternativa y el sarcasmo hicieron migas con la reivindicación del papel de la mujer en la industria y la creatividad. Seis féminas (De La Puríssima, Soleá Morente, Les Sueques, Electric Nana, Zahara y Belako) ofrecieron su talento en directo para salpimentar la cantinela de premios más plural y heterogénea en estos galardones. El Langui dio la campanada con el álbum del año (Hola), Xoel López cantó victoria en dos ocasiones y Vetusta Morla se anotó tres.
Se dirimían los octavos Premios de la Música Independiente y estos MIN -que tal parece ser el acrónimo definitivo- pegaron el estirón con una gala ante cerca de un millar de espectadores y la mordacidad inagotable de El Mundo Today. En el noticiero imaginario de Xavi Puig, Kike García y Nikki García, Letizia Ortiz ha montado una banda llamada Te Das Queen, Pedro Sánchez alcanza un pacto de gobierno con Vetusta Morla, los músicos pobres “quedan para masajearse el ego los unos a los otros” y ya no queda un solo grupo sin asociarse con alguna marca de cerveza (circunstancia esta que quizás ya se aproxime más a la realidad que a la sátira). Pero seguramente ningún titular provocó tantas risotadas entre las butacas como este: “Todos los músicos indies ya se han acostado entre ellos, según los analistas”.
Los argumentos más serios corrieron por cuenta de Inma Grass, presidenta de la Unión Fonográfica Independiente (UFI), entidad organizadora de los galardones. Tras lamentar que solo el 15% de las candidaturas correspondiera a artistas femeninas, Grass se felicitó del crecimiento mundial de la industria fonográfica en un 3,2% y del cada vez mayor predicamento de los MIN entre el gran público. Los 37.000 votantes en la ronda final casi duplican, de hecho, la participación registrada en 2015.
Esta efervescencia on line ha podido contribuir a la diversificación en el palmarés. Lo dejó entrever Mikel Izal cuando su tema Copacabana se impuso en la categoría de mejor canción del año a Xoel López, Niño de Elche, Pablo und Destruktion y Hinds: “El público es el que ha hecho que subamos a recoger este premio”. Y lo corroboró la gran sorpresa de la noche, la designación de El Langui como álbum del año. “Voy a sacar el ego de rapero: he hecho un discazo porque vosotros lo habéis votado así”, proclamó el carabanchelero, tras el bochorno de que el acceso al escenario no estuviese adaptado para personas con movilidad reducida.
El mejor disco de pop correspondió a Paramales, de Xoel López, cuyo productor, Ángel Luján, también se anotó una estatuilla. “Estamos celebrando la buena salud de una escena que crece bien, incluso aunque no tengamos mucha pasta”, se congratuló el coruñés. Y los sempiternos Vetusta Morla, que el año pasado acapararon siete distinciones, se fueron a casa esta vez con tres: mejor artista, directo y vídeoclip. Pucho, su cantante, aprovechó para reclamar una nueva ley de educación en que la música disponga de espacio propio.
Otros agraciados fueron Guadalupe Plata (rock), Aurora & The Betrayers (artista emergente), Dry Martina (jazz), Juanito Makandé (flamenco), Hidrogenesse (electrónica), Els Catarres (catalán), Xabier Díaz (gallego) o Jabier Muguruza (euskera). Pero ninguno tan aplaudido como el MIN de honor a las desaparecidas pero inmortales Vainica Doble. Pioneras en términos absolutos, y no solo por su condición de mujeres.
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