El Molar insiste en el plan urbanístico con 5.374 casas que duplicaría su población
El proyecto para construir la zona suroeste del municipio lleva latente 15 años
Tres lustros después de que fracasara el primer intento, a pesar de las polémicas políticas, los conflictos judiciales y, al final, la crisis, el plan para urbanizar 233 hectáreas en la zona sur de El Molar, en la sierra de Madrid, sigue adelante. El proyecto prevé construir a 12 kilómetros del casco urbano 5.374 viviendas, lo que multiplicaría por más de dos su actual población (8.000 habitantes). La Consejería de Medio Ambiente acaba de enviar al Consistorio el informe que da continuación a la tramitación ambiental iniciada en mayo pasado.
En el año 2000, la Comunidad de Madrid, presidida entonces por Alberto Ruiz-Gallardón, rechazó por primera vez un proyecto para edificar miles de viviendas en una zona llamada SAU-21, en el término municipal de El Molar, un pequeño municipio a 39 kilómetros al norte de la capital. La razón fue que el paso de aviones de camino al aeropuerto de Barajas provocaba un ruido superior al permitido por la normativa madrileña para zonas residenciales. En 2005, sin embargo, la Consejería de Medio Ambiente lo reconsideró y dio el visto bueno al plan porque, como el ruido venía de Barajas, una infraestructura estatal, la normativa a aplicar debía ser la estatal, menos restrictiva entonces que la madrileña en materia de ruidos. Este argumento se planteó ya con Esperanza Aguirre como presidenta y con Enrique Porto como director general de Urbanismo, que había trabajado años antes en la redacción de proyecto de El Molar.
Así, atrapado entre la polémica política —Porto acabó dimitiendo a finales de 2006— y los vericuetos burocráticos, el plan no llegó a aprobarse definitivamente antes de 2009. Entonces, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dio la razón a una denuncia de Ecologistas en Acción y anuló todo el proceso. Pero, para completar el círculo judicial, los promotores recurrieron al Tribunal Supremo, que en 2013 anuló, esta vez, la sentencia del tribunal madrileño.
El ruido de Barajas
En todo caso, los mapas de ruido del Ministerio de Fomento habían cambiado durante todo ese tiempo, de tal manera que el estruendo ya no afecta, según sus cálculos, a la zona. “Hay que tener en cuenta que su desarrollo [del proyecto de El Molar] se ha visto condicionado en tiempos recientes por la huella sonora del aeropuerto de Barajas, si bien las huellas acústicas vigentes se han reducido de forma que no se superponen con él”, dice el informe ambiental estratégico que envió el pasado 1 de abril la Consejería de Medio Ambiente al Ayuntamiento de El Molar.
Una portavoz de la Consejería rehusó valorar el proyecto, pues su obligación, dijo, es tramitar las solicitudes que le llegan. En este caso, su informe establece que el plan de El Molar, por su complejidad y características, deberá someterse a “un procedimiento de evaluación ambiental estratégica ordinaria”. Esto significa que el promotor debe presentarle un estudio para explicar de qué manera piensa resolver cuestiones como los accesos viarios en una zona ya saturada junto a la A-1, la conexión a las redes de saneamiento y energía o su cercanía a dos áreas de especial protección natural (las cuencas de los ríos Guadalix Jarama) y a una vía pecuaria.
La actual alcaldesa de El Molar, Yolanda Sanz (Ciudadanos) no ha respondido a los intentos de este diario por recabar su opinión. Lo mismo ha ocurrido con la empresa promotora: Inversiones Inmobiliarias Rústicas y Urbanas 2000.
Los vecinos de Santo Domingo
María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción, sigue insistiendo en que el proyecto debería anularse. Primero, por defectos de forma en su tramitación, pero también por una cuestión de fondo: que el ruido sigue estando allí. Lo asegura también Santiago Calderón, gerente de la Comunidad de Propietarios Ciudad Santo Domingo, una lujosa urbanización que linda por el sur, ya en el municipio de Algete, con el SAU-21.
Aunque los papeles oficiales de Fomento también dejan fuera a esta urbanización de la huella sonora de Barajas, una sentencia de 2008 del Tribunal Supremo asegura que los vecinos “han padecido la vulneración de su derecho fundamental a la intimidad domiciliaria como consecuencia del ruido producido por el sobrevuelo de aviones”. Una sentencia que, recuerda un portavoz de la Asociación Contra el Ruido de Santo Domingo, aún no han conseguido que Aena, responsable del aeropuerto, aplique corrigiendo los ruidos.
Por su parte, el Ayuntamiento de San Agustín de Guadalix, cuyo término municipal linda con el proyecto, ha pedido que “El Molar desista de la tramitación del Plan Parcial”, según consta en el informe de la Consejería. Argumenta que la iniciativa se “contrapone al crecimiento ponderado y respetuoso con el medio ambiente” y que por su ubicación supone “una inversión escasamente rentable y una carga económica para los Ayuntamientos por la demanda de servicios”.
Deficiencias en la tramitación
En marzo de 2015, poco antes de las últimas elecciones municipales, el Ayuntamiento de El Molar, todavía gobernado por el PP, aprobó inicialmente el plan para construir 5.000 viviendas por decreto del concejal de Urbanismo. Poco después fue enviado a la Consejería de Medio Ambiente para comenzar los trámites de aprobación definitiva.
El problema es que esa decisión es nula porque legalmente solo puede tomarla el alcalde. Así se lo comunicó en julio Ecologistas en Acción a la consejería y al Consistorio. Los primeros dieron acuse de recibo y continuaron la tramitación. Sin embargo, el Ayuntamiento, ya con la nueva alcaldesa de Ciudadanos (Yolanda Sanz), admitió el fallo y anuló aquella aprobación inicial, según el documento que remitió en diciembre el Consistorio a la ONG.
Mientras una portavoz de la consejería dice que no tienen constancia de ello —y por lo tanto debían continuar con los trámites administrativos—, la cuestión es que si el Consistorio quiere seguir adelante, solo tiene que volver a aprobarlo. La alcaldesa no ha respondido a este diario, pero la concejal de Somos Vecinos de El Molar Ana Sanz asegura que, tras preguntar hace unos meses en el pleno, le dijo que su intención era subsanar el error para que pueda seguir el procedimiento.
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