Misa emotiva y mucho político en el adiós a Josep Maria Ballarín

Una misa gregoriana, como era su deseo, despidió ayer al mosén y escritor Josep María Ballarín, fallecido la madrugada del viernes a los 96 años. Centenares de personas, entre las que se encontraban el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, dos miembros de su ejecutivo y el expresidente Jordi Pujol y su esposa, se congregaron en la iglesia de Santa Eulàlia de Berga, en una ceremonia muy emotiva, que presidió el obispo de Solsona, Xavier Novell.

Ballarín también quería que tres queridos compañeros suyos, mosén Ramon Barniol, mosén Eduard Ribera y el rector Ramon Anglerill hablasen durante la misa exequial “sin límite de tiempo”, según trascendió ayer que pidió ex profeso, con la ironía que le caracterizaba, el autor de Mossèn Tronxo. Visiblemente emocionado, Barniol recordó a un Ballarín que “era feliz con muy pocas cosas: Dios, la familia, los amigos, los libros, Cataluña y el Barça”.

Amén de personas anónimas que querían rendir homenaje al popular capellán, la iglesia se llenó de personajes del mundo de la cultura, pero fue especialmente significativa la presencia de personalidades políticas por su alto rango institucional o simbólico. Así, acudieron el actual presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, el vicepresidente del Ejecutivo catalán y consejero de Economía y Hacienda, Oriol Junqueras, y el consejero de Sanidad, Toni Comín. También quisieron dar su último adiós a Ballarín el expresidente Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, el portavoz de Democràcia i Llibertat en el Congreso, Francesc Homs, y el expresidente del FC Barcelona y exdiputado del Parlament, Joan Laporta. Los restos de Ballarín descansarán en Gósol, al pie de la montaña del Pedraforca.