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¿Quién es el nuevo director de TVE? Eladio Jareño, un hombre de ley y orden

Periodista muy vinculado en las últimas décadas al PP, asume el cargo de director de TVE bajo sospechas de claro partidismo

Daniel Verdú
Eladio Jareño, nuevo director de TVE.
Eladio Jareño, nuevo director de TVE.Cristobal Castro

Cuando Eladio Jareño (Barcelona, 1958) fue despedido de TVE en 2008, mandó su currículum a varios contactos e hizo algunas llamadas. Llevaba 5 años en el ente público, donde fue delegado de Cataluña y dirigió con éxito la programación infantil. Pero había pasado mucho tiempo trabajando para el PP en la Delegación del Gobierno y los vaivenes políticos que siempre había sabido manejar quizá le perjudicaron en esta ocasión. Entre los números que marcó estaba el de Alicia Sánchez-Camacho, que acababa de acceder a la presidencia del PP catalán. No se conocían y ella, al principio, dudó. Pero un importante grupo editorial le aconsejó a la nueva lideresa su contratación y decidió tenerle un tiempo a prueba. Jareño, trabajador, exquisito en las formas y muy meticuloso, ya conocía bien los entresijos del PP, así que no tardó en conquistar a su jefa, que le ascendió a coordinador de presidencia. “Sabe moverse muy bien internamente. Es hábil y siempre deja entrever que tiene muy buena información”, señalan desde dentro del partido.

Ocho años después de ser despedido en el ERE de TVE, Jareño vuelve por la puerta grande a la cadena pública. Lo hace como director y pese a la oposición del Consejo de Informativos y de todos los miembros del Consejo de Administración que no han sido nombrados a propuesta del PP. La operación se ve como un nuevo caso de puertas giratorias y la enésima politización de la televisión pública. Y no es que Jareño sea un hombre del Partido Popular, señalan todas las fuentes consultadas. O no estrictamente. Es más bien alguien extremadamente leal que sabe reconocer siempre para quién trabaja, matiza una persona que ha coincidido con él durante mucho tiempo. Y su carrera ha estado íntimamente ligada a las siglas del PP, tanto en instituciones públicas dependientes del Ministerio del Interior como en el propio organismo político. 

Licenciado en Ciencias de la Información por la Autónoma de Barcelona, Jareño dio el salto profesional como asesor de prensa en el Gobierno Civil desde 1992 a 1996, encabezado entonces por Ferrán Cardenal (PSOE). Curtido en temas de seguridad y delincuencia, siempre tuvo un contacto directo con los altos mandos policiales, recuerda un veterano periodista. Tenía buen trato con ellos y manejaba información de primera mano. Desde ese puesto, coordinó la comunicación sobre seguridad de los Juegos Olímpicos y de algunos de los años más duros de la lucha antiterrorista, incluyendo algún tiempo más tarde, y ya desde la Subdelegación del Gobierno, noches de sangre como el asesinato de Ernest Lluch. “Sabía repartir juego entre los periodistas, suministraba anécdotas interesantes para los reportajes”.

Según cuentan quienes le conocen, la relación con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado marcó su carácter y respeto por dichas instituciones. “A veces es más policía que periodista”, sostiene una redactora de TVE. "Es un hombre de orden", matiza un veterano analista. Muchos de los que le trataron en esa época destacan que estaba siempre disponible, una cualidad muy apreciada en el gremio, especialmente quienes se dedican a la política y los sucesos. "Pero a veces no sabía encajar bien las críticas o las informaciones que no le eran favorables a sus jefes”, recuerda un periodista que le trató con enorme asiduidad.

Es meticuloso, muy educado y como jefe de prensa siempre estaba disponible

No es la primera vez que Jareño, “un hombre chapado a la antigua y con querencia por las jerarquías”, sostiene alguien que ha trabajado con él durante años, afronta críticas por su vinculación con el PP. De hecho, es la tercera ocasión en que acepta un puesto en RTVE, esta vez reclamado de nuevo por José Antonio Sánchez (actual presidente de RTVE y exdirector de Telemadrid), tras su paso por algún gabinete de los populares. “Él sabe que está donde está gracias a su vinculación con el PP y los cuida por lo que pueda pasar. Y tiene bastante buena relación con ellos. Estos trabajos duran lo que duran y no sabes lo que puede pasar cuando salgas de ahí”, señala fuentes de su entorno profesional. 

En su última etapa como director de TVE en Cataluña ha sido acusado por parte de la plantilla de un exceso de cercanía al partido que preside Mariano Rajoy y de varios intentos de desviar o “censurar” informaciones. También se vio envuelto en la polémica por el despido de Cristina Puig, la presentadora del Debat de La 1, que denunció motivos ideológicos y un conflicto con la dirección por “falta de pluralidad”. Pero en su última etapa en la delegación catalana de TVE el contacto con los redactores fue casi nulo. “Eladio se dejaba ver poco por la redacción. Su despacho está en la planta de arriba y no bajaba demasiado. Tiene un trato bueno, es educadísimo. Siempre tiene una sonrisa y buenas palabras. Él no es quien baja y pide que se cambien las cosas. Suele haber una llamada o baja el jefe de informativos diciendo que la cosa tiene que ir de determinada manera. Siempre son cosas de Eladio. Lo ves claro, porque a veces es muy bochornoso. Sobre todo con el tema de La Camarga [el restaurante de Barcelona donde se grabó una conversación con la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola]. Aquello fue flagrante”, explica un redactor de TVE.

Siempre tiene una sonrisa y buenas palabras. Él no es quien baja y pide que se cambien las cosas. Suele haber una llamada o baja el jefe de informativos ", critica un redactor de TVE 

Aquel día, según el consejo de Informativos de la cadena, Jareño censuró el total de Francisco Marco, el director de la agencia de detectives Método 3 que declaró en comisión parlamentaria que quien encargó la grabación a su empresa fue una persona del entorno personal de Alicia Sánchez-Camacho. “En el momento de la grabación de la conversación en La Camarga, Jareño era el coordinador de presidencia y comunicación del Partido Popular en Cataluña y una de las personas de máxima confianza de Alicia Sánchez-Camacho”.

Pero en el partido, donde goza de muy buena consideración, no piensan que él tuviese nada que ver con aquel oscuro capítulo. “A nivel de comunicación le tocó comérselo. Y fue difícil, porque Alicia actuó mucho por su cuenta. Cuando ella cerró el acuerdo que “tú me indemnizas y cerramos el caso…” [el asunto se resolvió en los tribunales a cambio de 80.000 euros de indemnización a Sánchez-Camacho], lo hizo en contra del criterio de muchas voces internas como la suya. Él ahí apagó más incendios que los que pudo provocar. Alicia hace lo que le da la gana en muchas cosas”, señala un profundo conocedor de las dinámicas internas del PP catalán. 

Hubo etapas más luminosas. Uno de los grandes hitos del currículum de Jareño es la creación de los Lunnis, un superéxito infantil de TVE que llegó a cotas de audiencia nunca imaginadas. El programa, el más rentable de la historia la cadena, permitió luego abrir un canal para niños impulsado por el propio Jareño (Clan) y generó todo tipo de vericuetos comerciales. Sin embargo, un juzgado de lo social dictó que sus únicos autores fueron Carmina Roig y Dani Cerdá, dos guionistas que habían trabajado en Barrio Sésamo y que habían comenzado a diseñar el programa (que la principio iba a llamarse Luna lunera, en referencia a la Balada Triste de Federico García-Lorca) dos meses antes de que llegase Jareño. Roig, hoy jubilada y todavía dolida, rememora aquel asunto. “El 2003, el director de Sant Cugat me encargó un proyecto de programa infantil. A mí y a Cerdà. Trabajamos en marzo y Eladio entró en mayo. Ya se habían creado los personajes e iba para adelante. Pero él se apropió de la autoría. En el juicio dijo que le había venido a la cabeza la idea un día jugando con sus hijos. Ese programa dio dinero a TVE y yo no vi ni un duro”. 

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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