Polémica por la restauración del Castillo de Matrera en Cádiz
"Se ha desvirtuado el aspecto histórico y paisajístico del enclave", dice la asociación Hispania Nostra
¿Ha perdido una ruina restaurada su encanto? Las obras de reparación del Castillo de Matrera de Villamartín, en Cádiz, calificado Bien de Interés Cultural y cuyo origen se remonta al siglo IX, han recibido duras críticas por parte de expertos en patrimonio histórico. "Se ha desvirtuado el aspecto histórico y paisajístico del enclave", defiende Carlos Morenés, el vicepresidente de la asociación Hispania Nostra, una entidad de carácter no lucrativo dedicada a defender el patrimonio cultural y natural español.
El trabajo de consolidación de los muros de la torre del castillo, que se han levantado hasta su altura original con una superficie blanca, ha despertado las críticas de los expertos.
"La obra se ha comparado con la restauración que hizo en 2012 Cecilia Giménez con el Ecce Homo de Borja", apunta Morenés. "Es una vergüenza para España, un desprestigio. La prensa internacional la ha calificado como la peor restauración del mundo. Se ha llevado al extremo la legislación sobre restauración que obliga a distinguir las partes nuevas de las originales y se ha dañado el entorno con una cosa blanca, enorme. La actuación va en contra de toda norma, incluso, de la ley de patrimonio andaluz", señala el responsable de Hispania Nostra.
Esta asociación incluyó en 2014 en su lista roja al castillo de Matrera para llamar la atención sobre su estado ruinoso.
"Estoy sorprendido, no es la primera intervención de este tipo, no sé por qué tanto bombo", ha explicado el arquitecto Carlos Quevedo, responsable del proyecto. La actuación ha contado con el visto bueno de la Consejería de Cultura.
Según ha explicado el arquitecto, además de consolidar los muros, se ha recuperado la volumetría que había perdido la torre. Para ello, los muros originales se han levantado con una reconstrucción que trata de dar idea de su volumen original, realizada con restos de los materiales originales, revestidos con mortero de cal blanco. Este material, habitual es las restauraciones, se eligió para distinguir la parte nueva de la original, como marca la ley.
"Es un revestimiento similar al original que recubría la torre. Ese acabado, que es lo que más impacta, es el mismo material que cubría los muros que ahora estar descarnados, da idea de la textura y tonalidad que tenía en su origen", dice el arquitecto.
El arqueólogo municipal, José María Gutiérrez, defiende también que la intervención cumple con los requisitos de la restauración contemporánea. El servicio de patrimonio de la Junta de Andalucía asegura que no ha recibido ninguna crítica sobre esta intervención. El castillo está ubicado en el cerro Pajarete, en una finca privada cuyo dueño ha costeado la obra.
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