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El Ayuntamiento de Madrid no ve “interés” en competir con Barcelona por el Mobile Congress

Rita Maestre apuesta por "impulsar la cooperación, no la competencia" con la ciudad condal

Rita Maestre, rodeada de periodistas la semana pasada.
Rita Maestre, rodeada de periodistas la semana pasada. EMILIO NARANJO (EFE)

La presidenta del Gobierno regional, Cristina Cifuentes (Partido Popular), avanzó ayer que “dentro de unos años” intentará que el Mobile World Congress se organice en Madrid en lugar de en Barcelona, como hasta ahora, porque puede “aportar más estabilidad, infraestructuras, comunicaciones y personal cualificado”. Esta mañana, la portavoz del Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre (Ahora Madrid), ha recalcado su interés en atraer inversiones a la ciudad, pero ha apostado por “la cooperación” en vez de por la competencia: “Existiendo muchos proyectos, no le vemos interés a quedarnos con una actividad que está en Barcelona”. La capital catalana está gobernada por Ada Colau, de ideología pareja a la de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La portavoz municipal de Ciudadanos, Begoña Villacís, ha coincidido: "Me gustaría el Mobile World Congress en Madrid, por supuesto que sí, pero no en detrimento de otra ciudad".

La huelga de metro de Barcelona ha provocado estos días quejas entre los asistentes al principal congreso internacional de telefonía móvil. Esta cita se celebra en la capital catalana desde 2005; Colau prorrogó el pasado mes de julio el acuerdo con la organizadora, GSMA, hasta 2023. El año pasado, según las estimaciones oficiales, atrajo a 90.000 visitantes, generó un negocio de 436 millones de euros y creó 12.500 empleos temporales.

La consejera catalana de Presidencia, Neus Munté (Junts pel Si), dijo ayer que entendía el interés de cualquier ciudad en organizar este evento, y añadió: “Estamos muy orgullosos del Mobile y trabajaremos intensamente para que se pueda seguir celebrando en Barcelona por todo el impacto económico y social que comporta”. Cifuentes, por su parte, explicó: “Estamos trabajando para aproximar ferias de este tipo, en Madrid tenemos una de las mejores ferias de España y de Europa”. Hacía así referencia a Ifema, que está controlada a partes iguales por la Comunidad, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio.

El precedente de Eurovegas

En noviembre de 2011, el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián (PSOE), confirmó el interés del magnate estadounidense Sheldon Adelson por construir en España el mayor complejo de casinos y congresos de Europa. Lo que no contó Sebastián, ni tampoco la entonces presidenta madrileña, Esperanza Aguirre (PP), la máxima impulsora de este proyecto, fue las condiciones que Adelson puso sobre la mesa para realizar una inversión tasada en 17.000 millones de euros.

Según adelantó EL PAÍS, el magnate exigía el Estatuto de los Trabajadores y la Ley de Extranjería; dos años de exenciones en el pago de las cuotas a la Seguridad Social y de todos los impuestos estatales, regionales y municipales; que el Estado garantizara un préstamo de 25 millones de euros que se pediría a la Unión Europea; la construcción de nuevas infraestructuras (metro, cercanías, carreteras, AVE); cambios en la ley antitabaco y en la norma de prevención de blanqueo de capitales; etcétera.

Adelson, accionista mayoritario y consejero delegado de la empresa de casinos Las Vegas Sands, afirmó que le interesaba España, pero no qué ciudad de España. Y así se inició una competición entre la Generalitat de Cataluña (entonces, en manos de Artur Mas, de CiU) y la Comunidad de Madrid por ofrecer las condiciones más ventajosas a Adelson para quedarse con el proyecto. Aguirre incluso se ofreció a crear una “isla” legal y fiscal en Madrid a la medida de Adelson, extremo al que el Gobierno central (en manos del PP desde noviembre de 2011) se opuso. El entonces alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, nunca vio con buenos ojos el proyecto, y aunque no abandonó la pugna, si evitó convertirse en su adalid.

El 7 de septiembre de 2012, Adelson anuncia que prefería a Madrid a Barcelona. El Gobierno catalán respondió con el anuncio de otro complejo de ocio y casinos en Tarragona, Barcelona World, un proyecto aún en ciernes que lleva arrastrándose desde entonces como foco de enfrentamiento político e incertidumbre económica. En Madrid, entretanto, la competencia interregional se convirtió en un duelo de Alcorcón y la capital, porque Adelson tampoco dijo qué ciudad de Madrid.

Ganó Alcorcón, según anunció Adelson el 8 de febrero de 2013. Menos de un año después, el magnate decidió cambiar España por Asia porque le resultaba más rentable, y se llevó su proyecto, las promesas de inversión millonaria y creación de puestos de trabajo, y las contrapartidas ofrecidas por el PP. El secarral donde se iba a construir el complejo sigue siendo eso, un secarral sin uso ni beneficio. Los cambios legales que la Comunidad de Madrid introdujo en beneficio del magnate siguen en vigor.

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