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Pop | Eros Ramazzotti
Crónica
Texto informativo con interpretación

Buen tono muscular

Ramazzotti prende la mecha de su gira 'Perfetto' con desbocados ritmos de discoteca y su propia silueta

Dispuesto a reivindicarse como ese madurito interesante que es y ya nadie le discute, Eros Ramazzotti prende la mecha de su gira Perfetto con desbocados ritmos de discoteca y su propia silueta, inconfundible, proyectada sobre unas telas que se interponen entre él y la hinchada. Puede que haya vivido tiempos mejores, o más multitudinarios, pero los 6.000 fieles del baladista romano que se acercaron el jueves por el Barclaycard Center seguro que se sintieron reconfortados en buena medida. El firmante de Fuoco nel Fuoco no solo les suministró una generosa ración de argumentos amatorios, sino que incluyó en el menú algunos ritmos bailables, el consabido interludio acústico al piano, un breve paseíllo entre el público de las primeras filas (Terra promessa) y hasta una exhibición de talento guitarrístico, muy respetable, en Favola.

Ramazzotti comparece de negro y luce camiseta ceñida, para que consten tanto los tatuajes en los antebrazos como las horas junto al preparador personal. Hace bien: luce 52 otoños , pero nada hace pensar que su carrera deje de acumular hojas en el calendario. Y no pretende reinventarse a cada paso, pero sí conservar el tono muscular. En todos los sentidos. El rollito gospel que le imprime al consabido "par de canciones" puede ser un buen ejemplo. Las dos horas generosas de espectáculo, también.

El italiano va de menos a más, sabedor de que su repertorio más joven aún no se ha asentado en las memorias. Perfetto es, en esta franja, una pieza muy decente con su saxo springsteeniano como motivo central. Più che puoi se erige poco después en arquetipo de balada romanticona a dúo con Mónica, una de sus coristas. No hay nada perturbador, lo sabemos, pero sí la constatación de muchas horas de vuelo. Español e italiano se intercalan con naturalidad y Più bella cosa aflora al final por aquello de hermanar todos los corazones mediterráneos que se pongan por medio. Serán un buen puñado.

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