20 años de tomatazos
En 1996 se fundó el único espectáculo que anima al público a castiga al elenco según marca el tópico
Es un cliché de las artes escénicas eso de que en los malos espectáculos el público encolerizado castiga al elenco a base de tomatazo limpio, hasta el punto de que eso de "te van a tirar tomates" se ha convertido en una expresión más del habla cotidiana. Sin embargo, vivimos en tiempos y geografías más o menos civilizadas, y no se suele llevar a cabo en los teatros actuales esta ¿sana? práctica. Excepto en uno: en la sala Mirador, parte de la escuela de Cristina Rota, celebran por estas fechas los 20 años en escena (se dice pronto) de un espectáculo cuya característica diferencial es que el respetable puede acribillar con tomates a los pobres actores. Es La Katarsis del Tomatazo y en ella no es necesario seguir la convención y aplaudir porque todo el mundo aplaude.
La idea surgió de la propia Cristina Rota, que buscaba aunar teoría teatral y práctica, y nuevas formas de interacción entre el público y la escena: para ello rescató esta vieja costumbre, un ritual que tiene lugar los sábados y que atrae a bastante público repetidor y por el que han pasado varias generaciones de actores, como quien iba a la mili. Entre los más conocidos Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Ernesto y Malena Alterio, Marta Etura, Raúl Arévalo, Secun de la Rosa, Juan Diego Botto o la actual directora del show, desde hace tres años, María Botto.
"Yo fui una de las primeras en salir, hace 20 años, fue muy importante para saber que ya te ha pasado lo peor que te puede pasar en un escenario", dice la directora, "se aprende a escuchar al público y se pierden miedos, eso es lo más importante". Y se llevó sus buenas raciones se tomatazos, que no se saben si duelen más en el cuerpo o en el ego, ese órgano vital tan importante para los artistas. "Repartimos tomates a los espectadores pero, eso sí, pasan por un severo proceso de selección para que estén algo blanditos y no hagan mucho daño", confiesa Botto, "antes salíamos a pelo, ahora tenemos unos grandes tomates de gomaespuma para que los actores se protejan un poco y no haya disgustos. Además, cuantos más tomates te tiran, luego más te aplauden". He aquí de nuevo la civilización.
El espectáculo consiste en dos partes formadas por cinco pequeños números, en el tiempo intermedio es cuando tiene lugar la propia Katarsis: salen los alumnos de último año de la escuela y también otros actores y espontáneos, y llueven las frutas rojas. Un público empoderado, como se dice ahora. Cada temporada el tema que sirve de hilazón del show, formado por sketches y números musicales, va cambiando: próximamente se estrenará la nueva versión, centrada en la familia, uno de los últimos temas fue la España cañí.
A día de hoy es difícil mostrar el desacuerdo con la obra teatral en el acto, a posteriori uno puede ser crítico teatral, o tener un blog, o quejarse por las redes sociales o las barras de los bares. ¿Sería recomendable que fueran más frecuentes en todos lo teatros estas acciones instantáneas para desaprobar lo que ocurre sobre las tablas, como los tomatazos o el pataleo? "No sé", responde Botto, "yo creo que cualquier espectáculo, por malo que sea, merece aplausos simplemente por el hecho de que esas personas han estado un largo tiempo creando algo de donde no había nada". Así que siempre nos quedará la duda de cuánto ganaría la industria del tomate (algo inversamente proporcional a la calidad de la escena teatral) si nos dejaran tirar más tomates.
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