Un jardín para olvidar la enfermedad
Una terraza de 200 metros es la nueva sala de juegos para los niños del Hospital de Getafe
Pablo tiene osteogénesis múltiple. Su enfermedad, más conocida como huesos de cristal, le obliga a hacer del hospital casi su segunda casa. Desde hace una semana, él y todos los niños ingresados en la sección pediátrica del Hospital Universitario de Getafe tienen un lugar en el que su enfermedad no es protagonista: una terraza de 200 metros con un pabellón climatizado lleno de juguetes y un jardín. El proyecto, financiado por la Fundación Aladina, tiene como objetivo “intentar normalizar el día a día de los niños hospitalizados para que sientan que también entre las paredes de un hospital pueden jugar, aprender y divertirse”, cuenta Ishtar Espejo, directora de la Fundación.
El Hospital de Getafe es un referente en el tratamiento de niños con osteogénesis. “Ellos son los más beneficiados con este proyecto”, cuenta la jefa de atención al paciente, Ángeles García, “las enfermedades crónicas son muy duras y tener estos espacios de parque al aire libre son necesarios para que niños y padres puedan olvidar durante un rato que estamos en un hospital”. García cifra entre 25 y 50 los niños que hay en esta unidad pediátrica –según las necesidades de hospitalización– y que van a poder utilizar este espacio de juegos.
Esta terraza de la primera planta del hospital era un espacio sin uso, cerrado, hasta que hace dos años el director de la Fundación, Paco Arango, vio a través de una valla las posibilidades de lo que podía convertirse. Vio el césped artificial, el pavimento de caucho, los hexágonos de colores y los árboles que plagan el jardín. “Esto es un oasis. Un lugar amable y alegre dentro de un hospital que es un sitio que los niños perciben como peligroso. Este espacio es suyo”, explica Arango. “Aquí disminuye su miedo a la enfermedad”.
El espacio también está pensado para los padres, especialmente para aquellos cuyos hijos pasan largas temporadas en el hospital. “Cuando llevan muchos días aquí, pierden un poco la noción de lo que pasa fuera. Están preocupados por sus hijos. Este es un espacio de distensión para ellos”, asegura la jefa de atención al paciente. Dentro del pabellón climatizado, hay sofás y televisores. “Una de las áreas está dispuesta para que sea una zona de charla, de conversación para los mayores, mientras sus hijos juegan al lado. Se trata también de paliar el aislamiento”, explica Ishtar Espejo que dice que el objetivo de la arquitecta Elisa Valero era intentar que las familias tuvieran un espacio que fuera “lo más parecido a estar en casa”.
La terraza acaba de inaugurarse, pero ya ha tenido sus primeros visitantes. Daniel, de cinco años, corretea por todo el pabellón subido en una moto de juguete. Su hermana melliza se tumba y abraza a un oso gigante de peluche. Han venido a unas consultas del logopeda y sus padres han querido evitarles la preocupación de esperar en una sala normal: “Aquí rodeados de juguetes están en su salsa, ni se acuerdan de donde estamos”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.