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BCN 7410, el diseño como negocio

Barcelona reivindica la creatividad como una plataforma empresarial más que como simple moda

Dani Cordero
El Barcelona Centre de Disseny, bandera del diseño catalán.
El Barcelona Centre de Disseny, bandera del diseño catalán.CARLES RIBAS

Hace un año la creatividad de Barcelona era la invitada de excepción en la Design Week de Beijing. Hace una semana jugaba el mismo papel en la Business of Design Week (BODW) de Hong Kong, que por primera vez invitaba a una ciudad y escogía a la capital catalana. Y en 2016 será la protagonista de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires. “Barcelona lleva años mostrándose al mundo con un relato propio sobre diseño, que es parte de su proyecto estratégico de ciudad”, explica Àlex Susanna, director del Institut Ramon Llull, encargado de coordinar la delegación integrada por representantes políticos —con el Ayuntamiento de Barcelona a la cabeza—, culturales y empresariales.

La marca Barcelona continúa brillando con luz propia desde la celebración de los Juegos Olímpicos. Un estudio realizado hace dos años por Barcelona Centre de Disseny (BCD) consideraba a la capital catalana como la cuarta ciudad más creativa del mundo, solo por detrás de San Francisco, Londres y Nueva York.

Las instituciones insisten en explotar ese ADN propio tan vinculado a la moda o a la arquitectura, pero se niegan a quedarse solo en esas disciplinas. “El diseño es mucho más que moda, también es diseño industrial y comunicación”, explica la directora general de BCD, Isabel Roig. En su opinión, “si pones al usuario en el centro del diseño, puedes mejorar la eficiencia de cualquier cosa, desde una aplicación en un teléfono inteligente a una web de asistencia social del Ayuntamiento. Y todo eso es diseño”. Y negocio.

De hecho, Roig admite el interés de BCD por que el diseño pase a estar más considerado en el ámbito de la economía que en el de la cultura. Si Hong Kong lleva catorce años organizando el BODW es porque sus instituciones consideran ese congreso, junto a otros proyectos que tiene en marcha, una buena plataforma para impulsar la industria de la creatividad como alternativa a sus exitosos negocio financiero y logístico. Al ser preguntada por ese interés, una alta funcionaria de la Administración hongkonita respondía: “Supongo que porque el diseño lo abarca todo”. Roig coincide y destaca la importancia de que el negocio del diseño tenga su propio número en la clasificación nacional de actividades empresariales (CNAE) desde 2009, compartido con otros ochos países de la Unión Europea: 7410.

Ese CNAE arropa ahora a la industria tal y como la ha acompañado en los últimos lustros el código BCN. “Para nosotros, la marca de Barcelona es básica; nosotros tenemos un antes y un después de los Juegos Olímpicos y todo es gracias a esa imagen de creación de diseño que representa”, explica Marta Tremoleda, de Mobles 114 Editions, una de las empresas que asistieron al BODW en busca de clientes asiáticos. La compañía nació en 1973 especializada en el diseño industrial y se ha reconvertido en la edición de mobiliario.

Muchas empresas consideran que el boom del diseño en Cataluña no ha sido casualidad, sino que bebe en esa tradición industrial que considera el diseño la solución a un problema. “Quizás tenemos que acabar con la idea de que el diseño es arte”, señala Carlos Velázquez, director de marketing de Grupo Roca. “El diseño siempre ha estado ligado a la industria”, remacha.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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