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En el despacho con la mascarilla

Las obras en un edificio del Ayuntamiento hacen que los empleados trabajen sumidos en una nube de polvo y ruido

Los empleados del edificio municipal en la calle de Bustamante llevan mascarillas por la insalubridad del aire.
Los empleados del edificio municipal en la calle de Bustamante llevan mascarillas por la insalubridad del aire.Samuel Sánchez

No debe pasar muy a menudo que empleados encargados de desempeñar tareas administrativas tengan que hacerlo con una mascarilla puesta. Los del Ayuntamiento de Madrid que trabajan en las oficinas en el número 16 de la calle Bustamante, sin embargo, representan la excepción que confirma la regla. Las obras que se están llevando a cabo en su edificio desde hace tres meses producen a diario una nube de polvo que invade las oficinas y contamina el aire. El ruido, además, llega a ser tan fuerte que impide atender las llamadas que reciben las oficinas o que los empleados puedan escucharse durante las reuniones.

Las obras de las que se ha encargado la constructora Acciona contemplan la demolición y la reconstrucción de una parte del edificio, cuya azotea voló por una fuga de gas. En el resto del inmueble, cuya propiedad es privada, se encuentra la Dirección de Personal del Ayuntamiento, así como oficinas del Área de Urbanismo y del Área de Medio Ambiente y de la Agencia de Actividades, en las que trabajan unos 600 empleados.

Las obras en el garaje del edificio producen vibraciones en todo el inmueble.
Las obras en el garaje del edificio producen vibraciones en todo el inmueble.S. Sánchez

De ellos, al menos 240 lo hacen en condición de total insalubridad. Tras una media hora en sus oficinas, el polvo que producen las obras irrita los ojos y las vías respiratorias. Se deposita en los labios, huele mal. Al pasar un dedo por un escritorio, la yema se queda llena de polvo.

A los trabajadores no le ha quedado otra solución que comprar por su cuenta una mascarilla y usarla durante su trabajo. “Aquí no podemos seguir así. Hay hasta mujeres embarazadas y empleados con un cuadro clínico muy complicado, como por ejemplo asmáticos. Es una situación insostenible”, dice una trabajadora que quiere mantener el anonimato. Otros rechazan trabajar en estas condiciones. “Yo no sé si este polvo es tóxico o no, pero sí estoy segura de que es irrespirable. Mis tareas no requieren el uso de una mascarita y yo rechazo la idea de trabajar con ella”, añade otra.

Las obras en la parte trasera del edificio.
Las obras en la parte trasera del edificio.Samuel Sánchez
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En el garaje del edificio, dos maquinarias rompen el suelo produciendo un ruido ensordecedor. Es ese, junto con las vibraciones que esas obras generan, el otro gran problema que padecen los trabajadores, señalan unos sindicalistas de C-SIF que no quieren dar su nombre.

Son ellos los que denunciaron esta situación. Insisten en que los empleados no consiguen escucharse durante las reuniones y que a menudo les resulta imposible atender las llamadas de los ciudadanos. “El Ayuntamiento tiene un acuerdo con la empresa, que se comprometió a no usar maquinarias pesadas durante los horarios de apertura de las oficinas. Pero el concepto de maquinaria pesada que tiene un constructora debe de ser muy distinto de lo que indica el sentido común”, insinúa uno de ellos.

Para arrojar luz sobre esta situación, han recogido 160 firmas y las han enviado a la Gerencia de la Agencia de Actividades del Ayuntamiento, junto con una carta en la que describen los problemas que padecen. No han recibido respuesta.

Cuatro instituciones y 600 empleados

El edificio en el que se están llevando a cabo las obras se halla en el distrito de Arganzuela, a poco metros de la estación de Atocha. Acoge oficinas del Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible y del Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad, así como la sede de la Agencia de Actividades del Consistorio y las oficinas del Servicio de Estacionamiento Regulado del Ayuntamiento. En la 10 plantas del edificio trabajan unos 600 empleados.

Benjamín Martín de Andrés, responsable de Prevención de C-SIF en el Ayuntamiento de Madrid, insiste en que lo único que pide su sindicato es que las obras se lleven a cabo entre las 17.00 y las 7.00. “La policía ha venido más de una vez y ha comprobado que el ruido de las obras ha alcanzado a menudo los 85 decibelios, 15 más del umbral que define los ruidos nocivos y molestos”.

Fuente de Acciona aseguran que la empresa “está intentando minimizar las molestias” y que los trabajos más pesados ya se llevan a cabo entre las 17.00 y las 7.00”.

El Ayuntamiento, por su parte, ha asegurado que los departamentos competentes están al tanto de la situación. Fuentes del Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible explican que el Consistorio se reunirá con la empresa constructora para analizar la manera en la que se llevan a cabo las obras y decidir las medidas a aplicar.

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