La memoria abochornada
El autor se avergüenza ante el estado de abandono en que se encuentra el monumento a las víctimas del 11M frente a la estación de Atocha
Dicen que ningún ser humano muere completamente mientras permanece en el recuerdo de los demás. Por eso, los 193 inocentes asesinados el 11 de marzo de 2004 en los atentados de Madrid estarán vivos en la memoria de esta ciudad durante decenios. El lamentable estado en que se encuentra el monumento erigido para recordarlos, tal y como hoy desvela EL PAÍS, contrasta con las multitudes que en Francia cantan La Marsellesa en homenaje a los ciudadanos masacrados en los atentados de París.
España, o mejor dicho los responsables de mantener impolutos los hitos del sacrificio ciudadano, permite que uno de los lugares donde fallecieron decenas de hombres, mujeres y niños quede cubierto por una capa de escarnio y de vergüenza. Su memoria es mucho más que un globo de plástico deshinchado que abochorna.
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