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CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tres que son un trío

El violinista Frank Peter Zimmermann, Antoine Tamestit, viola; y el violonchelo Christian Poltéra bordan un repertorio de Schubert, Hindemith y Beethoven

Tres músicos tocando juntos no necesariamente forman un trío, especialmente si los instrumentos son de la misma familia: un violín, una viola y un violonchelo. La diferencia entre tres tocando y un trío está en la complicidad, en la comunión de los espíritus, en el consenso absoluto en las intenciones y los criterios, en la homogeneidad expresiva, en el equilibrio de cada uno entre el arrojo de solista y la disciplina de jugador de equipo, en el equilibrio entre las capacidades técnicas de los tres, en las miradas que se buscan, en la respiración. El trío de cuerda, dificilísimo de equilibrar en la composición -!Cuantos autores que han brillado en el cuarteto no han podido con el trío!- también lo es en la interpretación.

Fundado en el año 2007, el Trío Zimmermann, integrado por Frank Peter Zimmermann, afamado violinista y Antoine Tamestit y Christian Poltéra en la viola y el violonchelo respectivamente, es un auténtico "trío" en el sentido expuesto. Su actuación en la Sala Oriol Martorell del Auditori fue digna de permanecer en la memoria.

Trío Zimmermann

Obras de Schubert, Hindemith y Beethoven.

Auditori. Sala Oriol Martorell.

Barcelona, 12 de noviembre.

Centrado en el lado luminoso, juvenil y feliz de tres compositores, Schubert, Hindemith y Beethoven, que también tuvieron, en su madurez, su lado oscuro, el concierto se inició con el único Trío de cuerda completo de Schubert, el D.581, una pieza ligera que conserva aún cierto aire mozartiano, siguió con el Primer trío de Paul Hindemith, intenso, nervioso, enérgico y que ofreció al viola Antoine Tamestit su oportunidad de lucimiento.

La segunda parte se inició con el Allegro de un segundo Trio de Schubert, el D.471, que el autor nunca llegó a completar -otro Schubert ingenuo y feliz- y siguió y terminó con el potente Trío núm. 1 Op. 9 de Beethoven, la pieza de mayor enjundia de la noche, la que recibió la mejor y más intensa interpretación y permitió al Trio Zimmermann mostrar más claramente al numeroso público congregado la diferencia abismal que hay entre un Trio y tres músicos que tocan juntos.

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