Un vídeo destapa la denuncia falsa de tres policías contra dos ciudadanos
Piden cuatro años y medio de cárcel para tres agentes de Lleida
La gasolinera Repsol de la avenida del Ejército, en Lleida, es el medio de vida de la familia Colomé. Pero también, el salvoconducto que les ha ahorrado una posible condena y la prueba que ha destapado las mentiras de tres miembros de la Guardia Urbana de Lleida. Los policías habían acusado a Víctor Colomé y a su hijo, del mismo nombre, de haberles agredido de forma brutal tras una disputa en 2012. Las cámaras de seguridad de la gasolinera muestran que la denuncia —“... ha cogido del cuello al agente y le ha empotrado contra una pared, levantándolo literalmente un palmo del suelo”— es una fabulación. Esas mentiras llevarán a los agentes a juicio: la Fiscalía pide para ellos cuatro años y medio de cárcel por falsedad.
Las imágenes que figuran en el sumario, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, llevaron al juez a archivar la causa contra los Colomé por atentado a la autoridad y a iniciar otro procedimiento por falsedad contra los policías Rafael C., Jaime Jesús C. e Ismael F. “No existe el más mínimo indicio” de que el hijo “se enfrentase a los agentes” y mucho menos, añade el auto, de que “agarrase por el cuello” a uno de ellos. O de que el padre “sujetase o tratase de evitar la detención de su hijo estirando la ropa de los agentes”. “En ningún momento se observa” a padre e hijo “agrediendo, ni siquiera intentándolo”, resume el auto.
El episodio ocurrió la tarde del 20 de abril de 2012. La policía local de Lleida desplegó un control de tráfico de drogas junto a la N-II. Los coches patrulla impedían el acceso de los clientes tanto al túnel de lavado como a la zona de repostaje. El dueño, Víctor Colomé padre, pidió explicaciones y preguntó a los policías “si tenían para mucho rato”. “El tiempo que haga falta”, le respondieron. Rafael C., cabo y jefe del operativo, llegó de paisano y le “estiró fuertemente del brazo” por entorpecer la actuación policial, según la denuncia presentada por la familia ante los Mossos, que fue casi simultánea a la de los policías.
La minuta falsa da una versión muy distinta: presenta al padre como un ogro malhumorado y a los policías, como exquisitos diplomáticos. “¿Dónde está tu puto jefe?”, se supone que dijo el padre, de 67 años, mientras les amenazaba con “llamar al alcalde”. Los policías llevaron a padre e hijo “a un lugar más seguro” de la gasolinera y “se entrevistaron” con ellos cuando “repentinamente” Colomé júnior (35 años) “cogió del cuello” al cabo y le “agitó violentamente”. El padre aprovechó también para apretarle de la muñeca, hasta el punto de que tuvieron que acudir “cuatro agentes” para “sacárselo de encima”, asegura la versión de los agentes.
“Cogido por el cuello”
En la segunda parte del incidente —la que recoge la grabación publicada por elpais.com—, la distancia entre la versión policial y la mostrada por las cámaras es aún más exagerada. La minuta dice que el hijo hizo ante los agentes un gesto “como de sacar y mostrar la cartera”, aunque “de repente, se ha abalanzado” sobre el agente", le ha “cogido por el cuello con las dos manos” y le ha “empotrado contra una pared, levantándolo un palmo del suelo”. El padre intentó “impedir la detención” y volvió a amenazarles: “Ahora viene el juez aquí y os vais a enterar, payasos. Sois unos policías de juguete”.
Las imágenes —así como el relato de los Colomé, de los testigos, del juez y del fiscal— desmienten el informe. Cuando hablaba con los agentes, el padre pidió ir a la tienda a coger “papel y lápiz para apuntar sus números de identificación”, según el escrito de la Fiscalía. Pero uno de ellos, Jaime Jesús C., le cogió “fuertemente del brazo” para impedirlo, lo que motivó las “protestas” del hijo, que levantó los brazos al aire, como se aprecia en el vídeo. Los tres policías “se abalanzaron” entonces sobre el joven, lo tiraron al suelo y lo esposaron.
La intervención fue “irregular” y para “justificarla”, añade el fiscal, los tres acusados “faltaron a la verdad” y acusaron a padre e hijo de delitos que no habían cometido. Además de la pena de prisión, la Fiscalía pide que sean inhabilitados durante tres años el pago de una multa de 7.200 euros.
Javier Melero y Judit Gené, abogados de los Colomé, consideran que los policías “se extralimitaron” y que la detención fue “desproporcionada” y “arbitraria”. Padre e hijo “se limitaron a protestar legítimamente por la actuación abusiva de la que eran víctimas”, señala su escrito, que recoge las palabras de uno de los agentes tras la detención: “Ahora no se sentirá tan seguro, ¿no? ¿A que ya empieza a tener miedo?”
El juez también reprocha a los urbanos de Lleida su actuación en el dispositivo antidroga. Los agentes “realizaron cacheos de personas” en el túnel de lavado “a las que incluso obligaron a desprenderse de su ropa, como se observa en la grabación”. Rafael C., el cabo, explicó en su declaración como imputado el resultado del operativo: los diez agentes desplegados (seis de uniforme y cuatro de paisano) detectaron, en total, “un vehículo con unas papelinas de droga”.
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