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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lección magistral de batería

Nadie hubiera imaginado que hurgando en la letra pequeña del programa de un local como Jamboree te encontrarías con un nombre como el de Lenny White

Hace ya algunos años que Dylan cantaba aquello de que los tiempos están cambiando. En otras cosas no está tan claro pero en el campo de la música han cambiado y mucho. Y no siempre para mejorar (o tal vez sí, todo depende de cómo se mire). Hace treinta años nadie hubiera podido imaginar que hurgando en la letra pequeña del programa de un local como Jamboree te encontrarías con un nombre como el de Lenny White y ni siquiera presentándose como líder sino dentro de la banda de, eso sí: otro grande, Wallace Roney.

En aquella época Lenny White, con Return to forever, llenaba polideportivos (incluso por aquí), ganaba Grammys y obtenía discos de oro por ventas (era una época en que se vendían centenares de miles de discos). Ahora Lenny White se sube al minúsculo escenario de Jamboree para acompañar a un orondo Wallace Roney y piensas en decadencia, en subsistencia y en cosas peores. Pero comienza a sonar la música y, de repente, todo cambia. Fascinante.

JAZZ

Wallace Roney Quintet.

Jamboree, 9 de octubre.

Como azotado por la onda expansiva de una explosión nuclear todo Jamboree tiembla. El toque de White, polirrítmico, exuberante, se coloca en primer plano y lo llena absolutamente todo. Siempre se ha dicho que el toque de White no era de este mundo y sigue no siéndolo a pesar del paso del tiempo. En sus manos la batería deja de ser un mero acompañamiento para pasar a ser un instrumento total. Prácticamente sin inmutarse transmite una excitación al que le está escuchando que le levanta del asiento.

E igual sucede en el escenario: la trompeta de Roney suena como tiene que sonar, con ese don característico del que ya esta de vuelta de todo y sabe cómo convertir cada frase en un directo en la boca del estómago, pero sus tres jóvenes acompañantes volaron también muy alto esa noche. El saxofonista Ben Solomon mostró una complicidad total con el trompetista y planeó con elegancia y sentimiento por encima del entramado percusivo de White que convirtió toda su actuación en una lección de magistral de cómo tiene que sonar una batería.

Realmente los tiempos han cambiando. A peor, sin duda, para los músicos (no es lo mismo abarrotar el Palacio de los deportes que tocar en Jamboree) pero para cualquier aficionado poder asistir a conciertos así casi en la intimidad es una verdadera maravilla.

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