CSA desiste del cierre de su planta en Ripollet pero anuncia despidos

El grupo de fabricación de componentes para coches Castellón Automotive S. A. (CSA) ha dado un paso atrás en su decisión de cerrar sus dos empresas en Ripollet pero ha informado a los representantes de sus 201 trabajadores que reducirá ambas plantillas, según ha explicado este jueves CC.OO en un comunicado. CSA había alegado hacía dos semanas motivos económicos para plantear un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaba a todo el personal de CSA Windows Regulator — donde 149 empleados producen elevalunas para ventanas de coches— y de CSA Automotive —que cuenta con 50 personas dedicadas a la fabricación de cables y embragues—.

La dirección ha dado la noticia al comité de empresa este jueves durante una reunión. El número de trabajadores afectados por el ERE no se sabrá hasta el lunes, cuando comiencen las negociaciones. "Estamos medianamente satisfechos. Ahora intentaremos salvar el mayor número posible de empleados y conseguir condiciones dignas para los que se tengan que ir", ha afirmado el presidente del comité de empresa, Pedro Alcaraz, que ha explicado que las empresas están "tocadas" desde que salieran en 2009 de un concurso de acreedores. "Los clientes perdieron confianza y no hemos recibido nuevas ofertas desde entonces", añade. En la actualidad, las compañías solo trabajan para Ford con un contrato que caduca en 2017.

El grupo se ha comprometido a concretar un plan de viabilidad para la planta que comparten ambas firmas en Ripollet. Algo que tenía pendiente desde el pasado mes de marzo, cuando los trabajadores hicieron un día de huelga para protestar contra el retraso del pago de las nóminas. Ambas plantillas se encuentran afectadas por continuos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) desde 2012, según Alcaraz. CSA cuenta con otras tres fábricas en Barberà del Vallès (Vallès Occidental), Madrid y México.