La CUP propone una “presidencia coral” para articular el papel de Mas
Esta fórmula permitiría no tener que investir a Artur Mas como presidente pero sin "enterrar" al líder de Junts pel Sí
La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) se sacó ayer una propuesta de la chistera para empezar a negociar con Junts pel Sí la investidura del nuevo presidente catalán. La número dos del partido, Anna Gabriel, propuso una “presidencia coral”, una fórmula inconcreta en la que varias personas tendrían protagonismo en el Ejecutivo. Mas podría tener encaje en este Gobierno, aunque la formación sigue insistiendo en que no le votarán. La CUP y Junts pel Sí han empezado a negociar y han dejado el debate de la presidencia para el final.
La propuesta es todavía un esbozo. Gabriel lanzó en dos entrevistas (una en 8tv, la otra en Catalunya Ràdio) la idea de una “presidencia coral” que supondría un Ejecutivo sin un protagonista claro. “Estamos planteando que el debate no sea en torno a Artur Mas sino qué Gobierno puede dar respuesta al anhelo mayoritario. Que no sea tan presidencialista, por ejemplo, con un órgano más colegial que pueda tener dos, tres, cuatro personas que simbolicen esta transversalidad”, dijo Gabriel, que llamó a hacer “un Gobierno excepcional”.
Fuentes de la CUP explican que la fórmula no se ha concretado, sino que se trata de un esbozo para empezar a desencallar el debate sobre la presidencia. Por ello no queda todavía claro qué encaje práctico ni legal tendría. La más factible sería una presidencia rotatoria, que no requiere ningún cambio de ley.
Otra cosa sería configurar el Ejecutivo para que varias personas actúen como “figuras relevantes”, en palabras de la CUP. La ley del presidente de la Generalitat y del Gobierno plantea que solo puede haber un líder, que a su vez puede tener un consejero primero o vicepresidente. Entre estas dos figuras se podrían repartir el poder, pero no puede haber más de dos personas al mando. La única manera sería cambiando la norma —se requiere mayoría absoluta— para que haya más vicepresidentes o consejeros con un rango superior al resto.
Otra incógnita, de las muchas que dejó ayer la CUP, es qué papel tendría Artur Mas en este Ejecutivo. La formación insiste en que no quiere votarle como presidente, pero fuentes del partido asumen que puede tener un papel relevante en este Gobierno si Junts pel Sí lo exige. “No hemos pedido enterrar a nadie, no pedimos la muerte política de Artur Mas”, dijo Gabriel, que lamentó la “presión acosadora” que recibe el partido para ceder ante Mas.
También habló del hostigamiento de un sector independentista en la política, en la prensa y en las redes sociales para que la formación ceda sus votos a Mas. El exdiputado de la CUP Quim Arrufat advirtió de que si el partido acababa votándolo no se podría hacer “una república creíble, democrática, y para todos” en Cataluña. “Hay una forma muy fácil de lograr que la CUP vote a Mas. Junts pel Sí se cierra en banda, se presiona durante dos meses, se llega al final, y como la CUP antes de hacer descarrilar el proceso estará a su lado, se impondrá Junts pel Sí y ya está”, apuntó Arrufat, que no quiere ni imaginar esta opción, que supondría una “operación continuada” para mantener a Mas en el poder.
Confianza en el acuerdo
Pese a que la figura del presidente genera posiciones irreconciliables, ambas formaciones confían en cerrar un acuerdo. No lograrlo abocaría al proceso soberanista a un escenario fatal, con otras elecciones anticipadas en marzo, que supondrían el fracaso del 27-S.
Las conversaciones han empezado por el programa, en el que las candidaturas ven puntos de acuerdo. “Tenemos toda la voluntad para entendernos”, concretó Gabriel. En Junts pel Sí hay el mismo buen propósito. Ambas formaciones también están de acuerdo en llevar las conversaciones con la máxima discreción. La candidatura de Artur Mas, que ayer se reunió en el Parlament para explicar el funcionamiento de la Cámara a los nuevos diputados, no valoró la idea de la presidencia coral. Esperan a que tome forma para opinar sobre ella.
La CUP reunirá mañana a su consejo político para analizar el 27-S. Las ideas del partido aún deben tomar forma en una propuesta que genere consenso en la formación. Una misión complicada: la dirección deberá escuchar todas las asambleas antes de fijar definitivamente su posición.
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