En el ojo de la tormenta perfecta
Cultura ha visto descender su presupuesto a niveles mínimos por la crisis en una legislatura donde se ha hecho un ‘reset’ al sector aunque con poca ejecución práctica
Según el consejero Ferran Mascarell la cultura catalana ha vivido en la última legislatura “una tormenta perfecta” en la que todos los elementos se han aliado en contra suya: Se ha vivido una reducción presupuestaria, que en el caso de su departamento ha sido de un 25%; pasando de 282 a 228 millones), las ayudas procedentes del Ministerio han descendido un 70%, el consumo cultural un 30%, mientras que el IVA cultural ha subido hasta el 21%. Con todo, el consejero asegura que la Cultura catalana tiene ahora mayor capacidad e instrumentos de soporte que hace cinco años. “Se ha realizado un reset”, asegura; un mapeo del sistema cultural que se plasma en una “reestructuración de las políticas culturales, que permitirá actuar en el futuro cuando los recursos lo permitan. Queda mucho por hacer, mucho dinero por invertir cuando la situación económica cambie, pero las bases están puestas”, asegura. Este reinicio será una de las herencias que el consejero dejará a su sucesor tras su segundo paso por el Departamento de Cultura. El anterior, en 2006 en el último gobierno del PSC de Pasquall Maragall.
Mucha teoría y poca práctica. Esa podía ser una de las características del periodo que ahora termina. Con todo, ha habido toda una serie de medidas que si se han materializado. En el mundo del arte y del patrimonio se ha desplegado la red de arte visuales con el objetivo de garantizar su presencia en toda Cataluña a partir de ocho sedes estables. Se inauguró en 2012 la nueva Filmoteca en el Raval; se ha puesto en marcha la Fundación Catalunya Cultura para impulsar nuevas formas de financiación y la Agencia Catalana de Patrimonio, dotada con 20 millones, con la intención obtener una mayor rentabilidad del patrimonio catalán.
En fase de estudio queda el Plan Nacional de Fotografía, surgido para atender la demanda del sector, mientras que en arquitectura, otro plan, ha de materializar un museo nacional y una nueva ley. Las dos disciplinas contaban con sendos espacios en los pabellones de Montjuïc que también servirían para ampliar el Museo Nacional de Arte de Cataluña; la famosa “Explanada de los Museos”, que desde el Ayuntamiento de Ada Colau no consideran prioritaria y tendrá que esperar tiempos mejores. Otro de los centros de los que no se ha sabido nada estos años es el Museo de la Sociedad que reunía el museo arqueológico, el de Historia y el Etnológico. Tampoco el Museo del Cómic se ha podido inaugurar. Tan solo se ha constituido una comisión para crear su fondo. En cuanto a uno de los proyectos estrellas de la legislatura, el también famoso Plan de Museos, que nació en 2012 con la idea de ordenar el universo museístico, hoy por hoy, está en manos de la Junta de Museos esperando ser aprobado.
Puntos negros
La reordenación de los festivales, un nuevo Plan de Lectura, la potenciación de la red de bibliotecas, impulsando o ayudando a crear 73 nuevos centros; la reordenación del mercado de las artes escénicas y de la música, el Plan del Asociacionismo Cultural que afecta a las 4.217 entidades... Durante el periodo se ha avanzado en la recuperación de los Papeles de Salamanca, aunque el tema no está cerrado. Lo último, es el recurso del Estado ante la Audiencia Nacional para que se devuelvan documentos (un 10% dice la Generalitat) al no haberse devuelto a sus dueños.
Entre los puntos negros de la legislatura está no haber desarrollado del reglamento que ha de impulsar la financiación del cine catalán que contempla la Ley del cine. Además, la tasa del audiovisual creada para financiar nuevos productos de cine y televisión con 20 millones al año, fue paralizada por el Constitucional hace unos días.
Para su sucesor, Mascarell deja redactadas leyes como la de Propiedad Intelectual, la de Mecenazgo, la del IVA cultural y la ley del 1% cultural, que será del 1,5% para comprar obras de arte. Unas leyes que podrán ver la luz sin problemas en el hipotético caso de que Cataluña sea independiente.
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