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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aceitunas rellenas Unió

Duran defiende que su partido es una marca nueva que necesita tiempo para consolidarse en “el supermercado de la política”

Cristian Segura

Duran i Lleida se presentó ayer en el casino de Sant Feliu de Llobregat como “el trabajador autónomo del año”. Duran no es autónomo, es un título honorífico que concedido por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos. Además, se lo concedieron en 2007 y no era para a él sino para el grupo parlamentario de CiU. Pero Duran insiste que es Unió quien representa el espíritu de CiU y trabajar, es innegable que trabaja: lo hace en “el supermercado de la política” como comercial de una nueva marca de aceitunas rellenas.

Duran explicó ante medio centenar de fieles que Unió es como una nueva marca de aceitunas rellenas. “El cliente de un supermercado acostumbra a coger automáticamente del estante sus olivas de siempre y se resiste cuando ha de coger una marca nueva”. Duran pidió a los presentes que difundieran las virtudes de la nueva marca Unió. En el refrigerio posterior se sirvieron vermut y olivas verdes rellenas de anchoa. Estas aceitunas de Unió sabían como las demás, quizá la piel era demasiado enjuta, pero sin duda el consumidor de La Española la podría comprar y no se daría cuenta del cambio.

El mitin no solo fue una lección sobre encurtidos. Maria Rosa González, candidata de Unió, abrió el apartado histórico asegurando que “somos los auténticos, los más puros, la esencia de Unió de 1931. Por fin, podemos decir bien alto lo que pensamos”. Duran también celebró que “por fin sentimos la libertad de presentarnos sin hipotecas”. Parecían víctimas de un hipnotizador cuando se despiertan después de haber atracado un banco. Duran jugó la carta del miedo contra el independentismo: “Por primera vez nos presentamos en solitario desde 1934. Es importante recordar qué sucedió después”. Añadió el líder de Unió que hay personas que en privado le dicen que votarán por Espadaler pero no quieren ir a los actos públicos del partido “porque tienen miedo que les vean con Unió”. No todo fueron malas noticias; Duran comunicó que estaban volviendo al partido los que se dieron de baja porque no querían seguir al lado de la Convergencia independentista.

Duran lamenta el sambenito que les han colgado de ser el partido del poder y quizá por eso denunció, como un Falciani democristiano —es decir, que lanza la piedra y esconde la mano— que “hay personas insensatas que defienden que seamos como Andorra, como Suiza, donde por cierto hay algunos que tienen el dinero”. A la salida del casino hay una aceitera gigante de color lila de la que sobresalen unos globos de Unió. Ahora soy yo quien tiene la sensación de estar hipnotizado: demasiadas experiencias paranormales para tan pocos días de campaña.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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