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Cinco multinacionales dejan en el aire 1.000 empleos en la industria

Los trabajadores de Valeo, contra el traslado de producción de Martorelles a Zaragoza

Trabajadores de Valeo, el viernes, en un acto de Junts Pel Sí.
Trabajadores de Valeo, el viernes, en un acto de Junts Pel Sí.albert garcia

Más de un millar de puestos de trabajo en la industria catalana penden de un hilo. El grupo fabricante de componentes para coches Castellón Automotive S. A. informó esta semana que despedirá a sus 201 trabajadores de Ripollet, sumándose así a las cuatro multinacionales que anunciaron este verano cierres, traslados, drásticas rebajas salariales y otras medidas que han llevado a muchos trabajadores a renunciar a sus vacaciones para organizar movilizaciones. Decisiones de tal envergadura no se suelen dar a conocer entre julio y agosto, ya que la mayoría de empleados no están activos y esto complica la celebración de los periodos de consulta, según explican los sindicatos. Pero este verano ha sido especialmente duro para algunas plantillas.

La deslocalización de Valeo

El fabricante de componentes de automóviles Valeo anunció a finales de julio que trasladaría su planta de Martorelles a Zaragoza y con ella, a 214 de sus 257 trabajadores. El personal critica que la dirección haya esperado a la temporada estival para informarles de la deslocalización pese a que la decisión se había tomado tres meses antes. Le acusan de haberlo hecho para minimizar las consecuencias de una huelga. En efecto, el paro iniciado hace más de un mes parece no haber afectado a los clientes de la empresa, que se encontraban de vacaciones en agosto y que han continuado recibiendo existencias en septiembre, según denuncia el comité de empresa.

La multinacional francesa vendió su filial catalana a la aragonesa y tenía previsto iniciar el traslado de las líneas de producción el mes pasado. El grupo asegura que necesita unificar en un solo centro su producción de aire acondicionado para ser competitivo y estar cerca de sus consumidores.

La medida, sin embargo, se retrasó después de que la plantilla montara un campamento a las puertas de la planta para evitarlo. El periodo de consultas acabó el pasado lunes sin acuerdo, por lo que los empleados aún mantienen la huelga indefinida.

El futuro incierto de Inovyn

Medio millar de trabajadores esperan a que la dirección de Inovyn decida sobre el futuro de la planta de Martorell, después de que esta haya perdido 50 millones de euros en ayudas públicas. La multinacional química nació a principios de julio de la unión de parte de la inglesa Ineos y de la belga Solvay. No había pasado ni un mes desde su creación cuando recibió una sanción del Ministerio de Industria que la excluyó de participar en la subasta de interrumpibilidad de 2015 y 2016.

La subasta permite a la gran industria optar a compensaciones económicas a cambio de comprometerse a rebajar o anular su consumo de energía cuando la red se sature. Inovyn preveía ingresar 25 millones de euros este año y otros 25 millones el próximo a través de este procedimiento. Pero Industria vetó a la compañía porque la planta de Martorelles no pasó con éxito tres simulacros en febrero y marzo, cuando aún pertenecía a Solvay.

En realidad, fue Cofely, un proveedor que se encuentra en las instalaciones de Inovyn, el que no realizó las maniobras correctas durante las pruebas. Pero la multinacional es quien ha recibido la penalización, ya que era ella la beneficiaría de las ayudas. La dirección anunció que está "revisando" los planes de futuro de la fábrica, pues contaba con ese dinero para adecuar su maquinaria a la normativa medioambiental. De no hacerlo antes de que acabe 2017, más de un tercio de la planta quedará inoperativa. La plantilla se está movilizando para exigir a Industria que se siente a negociar con ellos y la empresa una solución que garantice la continuidad de la fábrica.

Rebaja salarial en U-Shin

Los 65 trabajadores de la planta de U-Shin en Abrera también quieren un plan industrial que asegure su viabilidad. Llevan más de un año y medio afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que dictamina que solo vayan a trabajar tres días a la semana. A esto se suma la rebaja salarial del 25% aplicada por la multinacional japonesa a principios de agosto.

"Estábamos de vacaciones y nos enteramos de la reducción cuando cobramos la nómina", denuncian algunos empleados. El comité de empresa critica la actuación del Consejo de Relaciones Laborales, que dictaminó en un laudo de obligado cumplimiento que el recorte fuera del 25% pese a que la firma había accedido a reducirlo al 20% durante las negociaciones. El personal deberá, además, trabajar 20 minutos más cada día, lo que supone una rebaja de un 5% adicional. “Entre el ERTE y el nuevo recorte cobraremos menos del 50% del sueldo”, lamentan fuentes del comité.

La plantilla se ha reducido de 105 a 65 personas en un año porque muchos han preferido abandonar la fábrica ante esas condiciones. Los trabajadores resumen su situación en "sin futuro y con menos salario" y temen un cierre a corto plazo.

El cierre de Schlegel

En la inglesa Schlegel, la clausura de la fábrica ya se ha decidido. Sus 80 empleados se enteraron a finales de agosto de que la empresa se llevaría al Reino Unido las líneas de producción de la planta de Terrassa. El fabricante de componentes para ventanas y puertas prevé que el centro deje de funcionar el 31 de diciembre. Los trabajadores rechazan el argumento de la dirección, que dice que la fábrica de más de 40 años de antigüedad tiene pérdidas: "Tenemos tanta faena que nos hacen cumplir jornadas de 10 horas". La compañía solo ha ofrecido la indemnización mínima que estipula la ley.

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