Las carpetas abiertas de Colau

A una semana para cumplir 100 días en el cargo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, comienza el curso con muchos frentes abiertos. El mandato ha arrancado condicionado por el relevo de color en el gobierno municipal (Barcelona en Comú se lo arrebató a CiU) y por la sucesión de citas vinculadas al proceso soberanista. Pero la fase de toma de las primeras decisiones y revisión de proyectos se agota, se acerca el primer pleno ordinario (previsto el 2 de octubre), la oposición aprieta y la ciudadanía espera que las carpetas abiertas se cierren con decisiones concretas. Estas son algunas de las que tiene Colau sobre la mesa. En casos como el PAM o el Presupuesto, necesita mayoría absoluta del pleno.

Socios de Gobierno. Con solo 11 concejales de 41, Colau consiguió el apoyo de ERC y PSC en la investidura tras aplazar pactos de gobierno. El 27-S determinará un desenlace en el que ya no está tan claro que republicanos o socialistas se incorporen al ejecutivo.

PAM. Es el Plan de Actuación Municipal. A veces su aprobación se alarga un año. Una pista de las prioridades que puede incluir es el Plan de Choque de medidas para los primeros meses de mandato de Barcelona en Comú. Algunas ya se han materializado, como la moratoria de apertura de alojamientos turísticos.

Presupuesto. Debería estar aprobado a finales de año. En el anterior mandato, el alcalde Xavier Trias recurrió a la moción de confianza: una fórmula que permite aprobarlo si no hay una mayoría alternativa, pero que tiene el riesgo, para el gobierno, de que le echen.

Adhesión a la AMI y consulta. El Ayuntamiento rechazó adherirse a la Asociación de Municipios Independentistas la semana pasada. Fue un pleno forzado por CDC, ERC y la CUP, en el que ganó el ‘sí’ pero sin mayoría absoluta: hubo 17 votos a favor (9 de CDC, 5 de ERC y tres de la CUP); 12 en contra (5 de C’s, 4 del PSC y 3 del PP) y 12 abstenciones (11 de BComú y 1 de Unió). ERC avisó a Colau de que su abstención dificulta el pacto de gobierno. Para la alcaldesa el tema “no está cerrado”. Defiende que la adhesión se vote en consulta ciudadana.

Auditorías y privatizaciones. Colau llegó con la promesa de mirar con lupa la gestión anterior “en los primeros meses”. Han afirmado que revisarán los procesos de ampliación de grandes superficies, la privatización de los aparcamientos y la concesión de la T-Movilidad (un contrato de 58 millones). También revisarán números y contrataciones de la Agencia Barcelona Regional y auditarán a Fira de Barcelona o el Consorcio de la Zona Franca.

Turismo y moratoria hotelera. Barcelona en Comú suspendió por seis meses la apertura de alojamientos turísticos. La decisión afecta a los promotores de 28 hoteles, empresarios como el dueño de Zara, Amancio Ortega, que prevé abrir un hotel en la plaza de Catalunya. El argumento: repensar el modelo turístico para repartir mejor su impacto y beneficios.

Pisos vacíos. Colau cerró las reuniones con los bancos y la SAREB con el objetivo de que los miles de pisos vacíos que tienen pasen a ser alquileres sociales. Su idea, expresada también por el que más tiene, el banco malo, es firmar convenios a largo plazo para gestionar el parque.

Iconografía y nomenclátor. La revisión de la iconografía del Ayuntamiento y las calles de Barcelona es una cuestión de posición política. El ejecutivo busca la fórmula para no tener que reemplazar la imagen del Rey en el salón de plenos, lo que comporta un pulso con el Gobierno. La revisión afecta al menos a 16 calles.

Clubes cannábicos. Colau alargó un mes, hasta septiembre, el plazo de exposición pública del plan especial urbanístico que restringe la normativa de estos clubes para estudiar “a fondo las alegaciones”. El plan, que supondría el cierre del 80% de los 120 existentes fue aprobado por el exalcalde, la víspera del inicio de la campaña, en mayo.

Tranvía. El compromiso es tener el proyecto del tranvía por la Diagonal licitado antes del próximo domingo. El plan recibió en julio el apoyo del presidente de la Generalitat, Artur Mas, y encendió los ánimos en el equipo de Trias, que rechaza un medio de transporte que supondría levantar de nuevo la remodelada avenida.

De Can Vies a las 700 preguntas de PP y CiU. Conflictos como el de Can Vies o la crisis de los top manta pasan por soluciones complejas en las que el consistorio implica “transversalmente” a varias áreas. Cuando Trias detuvo el derribo de la casa okupa de Sants les dio un año y medio de tregua: quedan dos meses. De diferente resolución es responder a las 700 preguntas que los grupos municipales del PP y CiU han hecho al equipo de Colau, una fórmula que busca el colapso de la maquinaria administrativa.