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Más de 30.000 firmas piden que se prohíban los carruajes con caballos

El Ayuntamiento de Barcelona investiga la muerte de un ejemplar tras un día de trabajo

Un coche de caballos pasea a un grupo de turistas por Barcelona.
Un coche de caballos pasea a un grupo de turistas por Barcelona.Joan Sánchez

Tras un caluroso día de trabajo, le quedaban pocos metros para llegar a casa cuando no pudo más y se desplomó sobre el asfalto. No se volvió a levantar. La muerte el pasado jueves de uno de los caballos que tiran de los carruajes para turistas ha abierto un debate sobre las condiciones en las que los animales desarrollan esta actividad. En solo tres días, más de 30.000 personas han firmado en la página web Change.org una petición para prohibir estas carrozas en Barcelona mientras que el Ayuntamiento ha abierto diligencias para esclarecer si hubo maltrato.

El carro tirado por dos caballos que suele aparcar frente al Mirador de Colón, al final de las Ramblas, había estado activo entre las 14.30 y las 20.00 del jueves, según explica su propietario, Alexandre Pujadas. A dicha hora, el conductor partió en dirección a la Escuela Municipal de La Foixarda, cuya gestión está también a cargo de Pujadas. A 200 metros de su destino, el animal no aguantó más y cayó sobre el asfalto. El chófer avisó al propietario, que se encontraba en El Penedès, y este llamó a su veterinario, que estaba en Sabadell. Así justifica el empresario las más de dos horas que el caballo pasó sobre la vía pública, rodeado de decenas de personas que exigían a la Guardia Urbana que hiciera algo por él.

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"El veterinario aconsejó trasladarlo a La Foixarda y allí le dio suero y medicamentos hasta que pudo ponerse en pie por sí mismo", asegura Pujadas. Pero el ejemplar de seis años, que hasta ese día estaba en buen estado físico, ya no podía mantener el equilibrio. "El veterinario dijo que tenía problemas neurológicos y que no valia la pena seguir luchando", añade el dueño, que dice desconocer la causa de muerte. El Consistorio ha apuntado en un comunicado a un posible golpe de calor. La temperatura máxima de aquel día se situó en los 28,4º C según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Las imágenes del caballo tendido sobre el asfalto han encendido el debate en las redes sociales. Varios testigos han acusado a Pujadas de haber tardado en llamar a un veterinario por motivos económicos. El empresario no quiere hacer valoraciones por considerarlas "innecesarias" y se limita a relatar los hechos "como sucedieron". Asegura que es la primera vez que le investigan por maltrato animal y que lleva mucho tiempo en el sector: "Cuando yo nací, este negocio ya estaba en marcha". Por eso también ha decidido suspender los paseos en carroza: "No tengo ganas de ser objeto de polémica".

La presidenta de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada), Carla Cornella, considera que el suceso es "una prueba evidente de que a estos animales los hacen trabajar incluso si están en mal estado". Faada ha pedido al Ayuntamiento una necropsia del ejemplar, aunque Pujadas ha explicado que el cadáver ya fue entregado a un servicio de recogida de animales muertos porque "es lo que normalmente se hace y no sabía que habría tanta repercusión".

La presidenta de la Asociación de Defensa de Équidos (ADE), Leonor Díaz, ha explicado que "en Cataluña hay muy buenas leyes de protección pero para los animales de compañía, los caballos están en tierra de nadie".  El Departamento de Agricultura explica que los caballos que tiran de carruajes están regulados por la normativa municipal, que en Barcelona se limita a indicar que "el  número de ruedas que tenga un carro determina el número de personas que puden subir" a él. Algo que para el portavoz de la asociación Libera, Leonardo Anselmi, es "una locura".

Anselmi explica que un caballo puede "cargar sin esfuerzo" la mitad de su peso: "Viendo el ejemplar fallecido, que pesará unos 400 kilos, esto sería unos 200. Pero solo el carruaje y el conductor ya superan esta cifra". Si bien el animal muerto tiraba del carro junto a otro caballo, Anselmi insiste en que esta actividad les causa fatiga, enfermedades podales y estrés psicológico. "Los caballos que se explotan de otra manera viven hasta los 25 años, mientras que los que tiran de carrozas no suelen superar los 15. Solo tenerlos dentro de las ciudades ya es una crueldad", afirma. Libera y Faada proponen buscar alternativas a este tipo de transporte, como instalando motores en estos vehículos, algo "que va más de acuerdo con una ciudad tan moderna como Barcelona".

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