“El flamenco murió en los 80, ahora se hacen matemáticas”
Tito Losada trae 'La oración flamenca. Los gitanos cantan a Dios' al teatro La Latina
Al guitarrista Tito Losada, un gitano que era ateo, cosa no muy habitual, le ocurrieron cosas terribles que prefiere no recordar. “Solo te digo que la solución no tenía explicación científica. Tenía que ser un milagro”, dice. Entonces se cayó del caballo, como San Pablo camino de Damasco, y abrazó a Dios. ¿Cómo agradecérselo? “Pues haciendo lo único que sé hacer: flamenco”.
La oración flamenca. Los gitanos cantan a Dios, es el espectáculo que resultó y que lleva cinco años viajando por todo el mundo. Un show que huye de la estática del flamenco, con un movimiento constante de coreografía y artistas, y que incluye los avances que proporcionan las nuevas tecnologías, sobre todo en forma de proyecciones de un coro virtual. Aunque se ha representado en templos como la catedral de La Almudena o Los Jerónimos, en Madrid, en la Catedral Metropolitana de México D.F. o en la de San Pablo, en Milán, hoy comienza su andadura en el Teatro La Latina, donde se podrá ver hasta el 30 de agosto.
Precisamente en este teatro, a finales de los años 60, Losada consiguió su carnet de artista. “Entonces te examinabas para poder tocar y solo obtenían permiso los mejores”, dice, “ahora cualquiera puede subirse a un escenario. Antes te podías ganar la vida dignamente, ahora siempre hay alguien que te lo hace más barato”.
Losada está nostálgico. “El flamenco murió en los 80, ahora se hacen matemáticas”, explica, “falta la improvisación que es fundamental en este género. La planificación total está bien para los ballets rusos, pero no para el flamenco”. Por entonces Losada tocaba el tablao Los Canasteros, “el Teatro Real de los flamencos, donde solo tocaban los top”, por ejemplo el Camarón de la Isla, Paco de Lucía o Manolo Caracol. De todo esto habla en su documental Senderos del Alma, dirigido por Marco Aguilar. Y también de drogas: “En aquella época te decían ‘esnifa aquí’, y tú lo hacías. No había información. Lo dejé cuando, a la vuelta de una juerga, me vieron mis hijos con la mandíbula torcida. Nunca más”.
Con La oración flamenca, Losada ha recorrido todo el mundo. “Durante mi carrera he estado 66 veces en Japón”, cuenta, y entonces se pone a hablar en japonés. “Es que el flamenco es la bandera de España por todo el mundo, pero ni los políticos ni los españoles en general quieren reconocerlo. Si esto hubiera caído en manos de los anglosajones, sería una música universal”. La cosa tiene también algo de góspel. ¿Son los gitanos a España como los negros a Estados Unidos? “Pues algo así, ambos tenemos la música muy enraizada. Nosotros hacemos góspel gitano, no podemos competir con los negros, pero ellos tampoco en flamenco con nosotros”, bromea.
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