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Un emblema de San Sebastián cierra por obras

El acceso hasta el 'Peine del Viento', de Chillida, permanecerá cortado durante ocho meses mientras se asegura la ladera del monte Igeldo

Mikel Ormazabal
Una máquina desbrozadora trabaja en el Paseo del Peine del Viento, en San Sebastián.
Una máquina desbrozadora trabaja en el Paseo del Peine del Viento, en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

Una valla metálica de la que cuelga el cartel Cerrado por obras impide el paso a uno de los monumentos de San Sebastián, el conjunto escultórico Peine del Viento, de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), punto de peregrinaje de donostiarras y cientos de visitantes, un auténtico mirador colectivo donde el arte y la naturaleza se funden en una armonía perfecta. El Ayuntamiento donostiarra ha tenido que entonar una suerte de "perdonen las molestias" tras prohibir el paso durante ocho meses por motivos de seguridad.

Son razones de fuerza mayor las que han llevado al Consistorio a acotar el Paseo del Peine del Viento hasta la Semana Santa de 2016, aproximadamente. Se ha cerrado el paso por motivos de seguridad. Un pedrusco se desprendió en junio pasado desde la falda del monte Igeldo hasta el paseo y causó heridas leves a dos turistas alemanas. Es necesario asegurar la ladera para evitar males mayores.

El tramo por el que se accede al final del litoral urbano donostiarra, allí donde se alzan las tres piezas de acero cortén que peinan el viento del Cantábrico, constituye un lugar privilegiado donde se da una comunión total entre la brisa salada del mar, un horizonte inigualable y la evocadora estampa artística de Chillida. El paseo figura en todas las guías turísticas de la ciudad y está señalado como uno de los puntos de mayor atractivo para el visitante.

El cierre del paseo hurtará presentarlo como uno de los ganchos de la capitalidad cultural europea San Sebastián 2016. El alcalde de la ciudad, Eneko Goia, explica que la decisión de cerrar el paso durante ocho meses se adopta "por responsabilidad, precaución y prudencia, sobre todo teniendo en cuenta experiencias que desgraciadamente se han producido con anterioridad".

Paseo del Peine del Viento, con la obra de Chillida al fondo, en San Sebastián.
Paseo del Peine del Viento, con la obra de Chillida al fondo, en San Sebastián.javier hernández

El regidor donostiarra se refiere al fatal desenlace ocurrido en agosto de 2013, cuando cuatro grandes rocas que rodaron desde el monte Urgull hasta el Paseo Nuevo y una de esas golpeó en la cabeza al joven de 20 años Mikel Arzak, causándole la muerte. "No es una decisión de gusto, pero los plazos para realizar los trabajos de gran calado para estabilizar la ladera [del Paseo Peine del Viento] así lo exigen", dice resignado Goia. La familia Chillida ha declinado pronunciarse sobre el cierre del paseo por tratarse de una cuestión que compete al Ayuntamiento, han asegurado a este diario.

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San Sebastián se ve obligada a amputar temporalmente una de las zonas más conocida y transitada de su trama costera. Es una travesía de unos seis kilómetros en la que se erigen tres piezas escultóricas ubicadas en lugares estratégicos. El Peine del Viento se ubica en el extremo de la playa Ondarreta, a mitad de camino se encuentra la Construcción Vacía, de Jorge Oteiza, que también se asoma al mar desde el Paseo Nuevo, y remata el litoral la Paloma de la paz, de Néstor Basterretxea, que se posó en la explanada de Sagüés en abril de este mismo año desde su anterior ubicación junto al estadio de Anoeta, en Amara.

Acercarse a las esculturas arboladas de Chillida durante las obras solo será posible hacerlo cuando el paseo se abra parcialmente, solo unas horas por las tardes. En estos momentos se está procediendo a la limpieza de la ladera, la retirada y desbroce de malezas y matorrales. Después se deberá redactar el proyecto de estabilización del talud. Tres meses de licitación y otros tantos para culminar los trabajos impedirán abrir completamente el paseo hasta la primavera de 2016. El Ayuntamiento calcula que las obras podrían exigir un gasto de 925.000 euros.

Goia ha dado instrucciones al servicio municipal de Obras y Proyectos para que durante estos próximos meses se explique "in situ" el motivo de las obras, y ordenado la colocación de paneles que "reproduzcan el lugar" acotado. Pero nada será igual a la visita al promontorio rocoso donde están incrustadas las esculturas arboladas de Chillida. Estos próximos meses no habrá manera de sentir el tacto del hierro roñoso, fotografiarse con los brazos artísticos que ideó el escultor vasco, ni sentir los chorros de aire húmedo y salado que expulsan los siete respiradores de la plaza del arquitecto Peña Ganchegui. Este ideó un paseo con adoquines traidos de la Sierra de Gredos y piedra de granito de Porriño (Pontevedra) que conduce hasta una plaza en forma de anfiteatro desde la que se observa un paisaje de ensueño y es antesala de las esculturas.

Todo ello forma un escenario perfectamente integrado en el entorno. “Este lugar es el origen de todo. Él es el verdadero autor de la obra”, como dijo en vida Chillida: “Lo único que hice fue descubrirlo. El viento, el mar, la roca, todos ellos intervienen de manera determinante. Es imposible hacer una obra como esta sin tener en cuenta el entorno. Sí, es una obra que ha hecho yo y que no he hecho yo”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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