Paul Weller se reivindicó frente a un público que esperó más nostalgia
El concierto del británico atrajo mayoritariamente a extranjeros y no llenó las gradas
Hacen falta extranjeros. No era difícil escucharles hablar en sus idiomas antes de que comenzase el concierto en Jardins de Pedralbes, donde el nombre de Paul Weller no da para llenar el recinto, dejándolo a media entrada. Sus fans, que haberlos los hay, o veían el entorno inadecuado para ellos, o pese a que las localidades eran de las más baratas del ciclo las siguieron considerando caras, pero lo patente es por la razón que fuere no se citaron con su ídolo, dejando la responsabilidad de llenar el recinto a los turistas. No todos debieron enterarse y la cosa quedó a medio gas, descubriéndose otra frontera, la del público local, que los festivales de verano en la ciudad en algunos casos han de traspasar para garantizarse el éxito. Total, que si no llega a ser por los turistas Paul Weller hubiese visto demasiadas sillas.
¿Y qué vieron los espectadores en el concierto de Paul Weller? Pues a un artista que vive de su presente, entendido éste como el tramo de su carrera iniciado en solitario a comienzos de los noventa -buena parte de su repertorio se dató en esta década-; con poco espacio para la nostalgia -apenas hizo un tema de The Jam-; en una forma física espléndida que le permitió mantener el pulso nervioso durante todo el concierto y reiterando esa especie de dandismo popular, nada estirado, que le orla como estilista. Un artista, en suma, apto para enfrentarse con garantías a su cercana sexta década de vida.
¿Y qué vieron aquellos que no son fans del Paul Weller, el, digamos, público incidental? Pues más o menos lo mismo pero sin tanta emoción. Porque también fue cierto que el concierto no llegó a prender en platea más que en contados momentos, curiosamente uno de ellos el comienzo, cuando menudearon las canciones de su último disco. Eso puede deberse a que su rock y rhythm and blues no pueden presumir de abundantes melodías recordables, lo que conduce a pensar que Paul Weller tiene más estilo y sonido que estribillos propiamente hablando. Otra de sus características es que borda las piezas más lentas, aquellas en la que frente al teclado muestra una sensibilidad, ampliamente mostrada en la época Style Council, que le llevaron a concluir su concierto precisamente con baladas y medios tiempos como Picking Up Sticks o These City Streets. Los fans salieron satisfechos aunque hubiesen esperado más nostalgia. Los demás sólo entretenidos.
Paul Weller
Jardins de Pedralbes
2 julio 2015
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