Oferta cultural ‘non stop’
Museos, yacimientos, monumentos y barcos de submarinismo arqueológico del patrimonio catalán acogen este año más de un centenar de actividades
Visitar el Castillo de Miravet (Ribera d’Ebre) para asistir a una velada del festival Mirarock y saltar con la música de Els Catarres es una forma probablemente más amena de acercarse, sin más, a la historia de esa fortaleza militar que es, además, un espléndido mirador sobre el Ebro. La fórmula también puede aplicarse al Castillo del Monasterio de Escornalbou en Riudecanyes (Baix Camp): degustando la gastronomía y el producto local de calidad en el fin de semana de Santa Teca, puede hacer más agradable —sobre todo más apetitoso— conocer que el conjunto medieval se levantó como gran mansión señorial y casa de varias congregaciones religiosas hasta su desamortización en el XIX. La combinación de música, teatro, danza y otras expresiones culturales en lugares que son patrimonio cultural, como museos o yacimientos, es una buena fórmula para acercar a la población.
El año pasado, la Generalitat impulsó la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural con el objetivo de poner en valor —y sobre todo difundir— las actividades culturales de verano que se realizaban en escenarios privilegiados. El año pasado fueron unas 40 actividades pero en 2015 el abanico ha crecido mucho más, un 66%, hasta alcanzar las 110, con la intención de llegar a más rincones del territorio: desde la Ribera d’Ebre, el Alt y Baix Camp, Priorat, Anoia, Alt Penedès, Tarragonés, Vallès Oriental y Occidental, Barcelonès, Baix i Alt Empordà, Gironès y Urgell.
Los tres ejes que articulan la oferta de este año son la música, las artes y la familia, en una propuesta que este año estrena siete emplazamientos nuevos y aumenta de una forma importante las actividades en el conjunto de ellos. Una de las novedades de este año es la posibilidad de hacer una inmersión en el patrimonio arqueológico que se conserva bajo el mar a través de rutas por la costa catalana a bordo del Thetis, el barco de investigación de los arqueólogos subacuáticos. “Creemos que puede ser muy atractivo hace una inmersión en el patrimonio arqueológico submarino”, destaca el conseller de Cultura, Ferran Mascarell.
La Agencia Catalana del Patrimonio aumenta un 66%
Entre las propuestas programadas destacan algunas actividades ya consolidadas como el Festival de Música de Sant Pere de Rodes —este año cumple el 15º aniversario— con piano y música de cámara; o la Schubertiada en Santa María de Vilabertran, que en la presente edición incorpora unas matinales con piezas de Bach. También se escuchará música de cámara, jazz y gospel entre las paredes de monumentos, como el espectáculo La piedra habla, a cargo del contratenor Jordi Domènech, en el Real Monasterio de Santa Maria de Vallbona (Urgell). En un entorno plenamente urbano, como la terraza del Museo de Historia de Cataluña, de Barcelona, se ofrecerán conciertos de jazz.
Otras apuestas musicales veraniegas se concentran en el Fórum romano de Empúries, donde actuará Adrià Puntí, Calexico, Núria Graham, Andrea Motis & Joan Chamorro, Taxarngo y Germà Negre, o el III Mirarock en el castillo de Miravet. Y en ese mismo emplazamiento se celebrará por primera vez el Festival Eufònic de Artes Visuales y Sonoras de las Tierras del Ebro con la idea de promover el diálogo entre el patrimonio monumental y las artes.
La idea es “familiarizarse con el patrimonio”, argumentó Mascarell en la presentación de la programación de verano de museos, yacimientos y monumentos de este año. Una relación que reconoció que cuesta de elaborar, nutrir y de que cale entre la gente autóctona, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, como Francia. Una falta de conexión que se evidencia en las cifras porque el 60% de los asistentes a los actos de los festivales de verano y otras actividades culturales fueron extranjeros, en buena parte precisamente franceses. Se podría considerar normal por la proximidad geográfica —ya son consumidores habituales de conciertos del Baix y Alt Empordà— y por la invasión turística del verano, pero los gestores culturales creen, además, que hay una desconexión entre el consumidor autóctono y la oferta cultural en escenarios patrimoniales. “Es algo que se debe trabajar desde las escuelas y también desde los Ayuntamientos y con los promotores”, insiste Mascarell. Una forma de propiciar la asistencia, por ejemplo, a conciertos que se realizan en parajes a más de dos horas de conducción es ofrecer la posibilidad de un paquete que incluya el espectáculo y el alojamiento en casas rurales, posibilidad que ya se ofrece este año.
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