Jordi Martí pierde fuerza tras un cambio interno de Colau

La carrera ya ha empezado, pero la parrilla de salida sigue sufriendo cambios. El gerente municipal del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, ha perdido a Marta Clari, una de sus personas de confianza, que tenía que ocupar el cargo de gerente de Coordinación y Recursos, por donde pasan los presupuestos. Tras el primer cambio interno en el equipo de gobierno municipal, este cargo quedará en manos de Jordi Ayala, gerente de Presidencia y Economía y persona de confianza de Gerardo Pisarello, el primer teniente de alcalde y hombre fuerte del gobierno. Clari pasará a ocupar la gerencia de Deportes.

Este cambio de cargos debilita el papel que jugará Jordi Martí dentro del nuevo gobierno. Marta Clari, que tiene plaza de funcionaria, estuvo al frente del Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) con Jordi Martí y con el cambio de color municipal fue nombrada por Xavier Trias gerente de Cultura, Conocimiento e Innovación.

Clari (Barcelona, 1966) es licenciada en Psicología Clínica Infantil y en Pedagogía social por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Posee también un máster de gestión cultural en la Universidad de Barcelona y otro de dirección pública en ESADE.

Fuentes del actual gobierno aseguraron que el cambio responde a un “simple ajuste técnico y administrativo lógico en el comienzo de una legislatura”, fruto de las prisas iniciales para constituir el gobierno. Fuentes de la oposición, en cambio, apuntan a que se trata de la primera crisis de gobierno.

El gobierno de Ada Colau se dividirá en cuatro grandes áreas que son Trabajo y Economía, Derechos Sociales, Participación y Urbanismo y Movilidad. De ellas colgarán las distintas concejalías y comisionados. La mayoría ya tienen sus responsables, pero todavía quedan cargos por asignar por ejemplo en Cultura, Ecología, Salud y Comercio. Todas estas vacantes tienen que estar cubiertas para el pleno de mediados del mes de julio, cuando se apruebe el cartapacio.

Queda abierta la posibilidad que, después de las elecciones autonómicas, ERC o el PSC puedan entrar al gobierno, lo que obligaría a una nueva reestructuración.