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Cinco de los siete pueblos de la Púnica cambian de color político

Valdemoro es de C's; Parla, del PP; Serranillos del Valle, independiente; Casarrubuelos, de IU; y Moraleja de Enmedio, socialista. En Collado Villalba y Torrejón de Velasco sigue el PP

Elisa Silió
Agentes de la Guardia Civil detienen al exalcalde de Parla, José María Fraile, en octubre.
Agentes de la Guardia Civil detienen al exalcalde de Parla, José María Fraile, en octubre. JAIME VILLANUEVA

Los resultados electorales y los pactos posteriores demuestran que la sombra de la corrupción pasa factura. El gobierno de cinco de los siete municipios madrileños cuyos exalcaldes fueron imputados por la trama corrupta Púnica ha cambiado de manos. Valdemoro es ahora territorio de Ciudadanos; Parla, del PP; Serranillos del Valle, independiente; Casarrubuelos, de Izquierda Unida; y Moraleja de Enmedio, socialista. En Collado Villalba y Torrejón de Velasco seguirá el PP.

Ciudadanos fue la fuerza más votada en Valdemoro (72.000 habitantes), la cuna de la trama, y gobernará con seis de los 25 ediles. De allí son el exdirigente popular Francisco Granados y el empresario David Marjaliza, presuntos cabecillas de la red de corrupción. La lista de supuestos implicados es larga: el alcalde José Carlos Boza, su jefe de gabinete, el concejal de Hacienda...

El PP ha pasado en ese municipio del 45% de los votos al 18%, pero aun así es segunda fuerza porque en la Corporación hay ahora seis partidos. El candidato popular, David Conde, admite que le han hundido las noticias de corrupción que se desayunaron los vecinos durante meses.

El PP de Villalba sigue con un decálogo de transparencia

El PP ha logrado mantenerse en el poder en Collado Villalba y en apariencia hace el esfuerzo de regenerarse con un decálogo de transparencia con el que trataron de convencer a Ciudadanos. Este no ha querido entrar en el Gobierno. En el documento, tras ser imputado su exalcalde Agustín Juárez por la trama Púnica, se comprometen a investigar el contrato a Cofely —la firma francesa acusada de pagar mordidas a los políticos—; proporcionar toda la documentación a la oposición; nombrar solo a los “cargos eventualmente necesarios”; destituir a los imputados; reducir los costes en cargos políticos y “redistribuir el dinero sobrante entre las familias necesitadas”; no privatizar; crear una comisión de contratación; y no trabajar para ninguna empresa municipal en los cinco años posteriores a abandonar el puesto. Mariola Vargas, que sustituía a Juárez, obtuvo nueve concejales y un 30% de votos, lejos de los 14 ediles y el 49% con que arrebataron a los socialistas la mayoría absoluta en 2011.

El PSOE ha pasado en Parla (125.000 vecinos) de arrasar en las urnas a ser cuarta fuerza. La Púnica y la posible imputación de la anterior corporación por el tranvía han sentenciado al partido y han aupado al segundo lugar a Beatriz Arceredillo, su exnúmero tres, que se puso al frente del Consistorio tras la detención del regidor, José María Fraile, pese a los intentos socialistas de que renunciase. Arceredillo, de la plataforma Mover Parla, no fue respaldada ni por sus excompañeros ni por Cambiemos Parla, y presidirá Luis Martínez Hervás, del PP. No es descartable sin embargo una moción de censura de la izquierda.

En tres años la Púnica supuestamente se hizo fuerte en Casarrubuelos (3.500 vecinos). Llegó cuando el PP y una agrupación vecinal de exmiembros de IU presentaron una moción de censura a IU. Ahora los vecinos devuelven el poder a IU, que ha cedido dos concejalías al PSOE (antes sin representación). “La gente estaba muy harta. La agrupación ni se ha presentado”, cuenta el nuevo regidor, Vicente Astillero, que ayer domingo ya estaba trabajando.

“Entraron con corrupción y así salen”, se quejaba un vecino a EL PAÍS tras la detención del regidor, David Rodríguez. “Se lo llevan crudo y yo pagando 500 euros de tasa de basuras”, replicaba el dueño de un bar.

El mayor caso de vuelco electoral se ha dado en Moraleja de Enmedio (5.000 habitantes), donde Carlos Estrada (PP) gobernaba desde hace 16 años. Los socialistas le denunciaron por prevaricación, delito contra Hacienda y la Seguridad Social y apropiación indebida. A 10 días de las elecciones fue imputado, y Valle Luna (PSOE) logró una impensable mayoría absoluta. La semana pasada fue otra vez imputado, en este caso por la Púnica. Hay 3.000 facturas por pagar y 30 millones de deuda.

En Torrejón de Velasco (5.000 personas) era detenido en octubre el alcalde, Gonzalo Cubas (PP): nueve empresas de la trama Púnica operaban allí. Y en noviembre, la Cámara de Cuentas destapaba que los inventarios y los saldos municipales no guardan “concordancia alguna”. Sin embargo, el PP mantiene la mayoría absoluta, aunque pasa de cosechar el 63% de los votos al 49%. Entra con mucha fuerza un movimiento vecinal, y el PSOE logra un concejal más. Pero no ha sido suficiente.

En Serranillos del Valle (3.816 habitantes), el juez cree que la corrupción entró de la mano de Antonio Sánchez, alcalde de la Unión Demócrata Madrileña (UDMA), y los vecinos están muy escarmentados. Ya estaban saturados con las noticias de la candidata del PP, antes alcaldesa, Olga Fernández, que arrastra un juicio por el uso de la tarjeta municipal. “Costó mucho convencer a la gente de que no íbamos a defraudarla”, cuenta el carpintero Iván Fernández, desde el sábado regidor. En noviembre, tras estallar la Operación Púnica, abandonó la presidencia de un club de futbol local para formar Transparencia, Democracia y Serranillos del Valle. Los socialistas y Cambiemos Serranillos están también embarcados en un proyecto que pretende terminar con “el contigo o contra ti que hay en este pueblo”.

Guillermo Gross: “Lo primero es tranquilizar a la gente del Ayuntamiento”

Auditoría municipal

Guillermo Gross, un técnico de Google de 39 años, se estrenó ayer como alcalde de Valdemoro, el epicentro de la trama Púnica, encabezando una romería. Ni la oposición, ni tampoco él en sueños, imaginaron nunca que Ciudadanos podría ganar las elecciones o gobernar en minoría, con solo seis de los 25 ediles. Tras las conversaciones posteriores a los comicios de mayo, Gross no encontró en los partidos “voluntad de entrar en el gobierno”, pero sí “una actitud positiva”. Empezando por el PP, “que necesita llegar a acuerdos para quitarse el estigma”. Su idea es “dialogar e informar”, la única forma de mantenerse en pie con una mayoría tan exigua.

Gross vivía en un piso de 50 metros cuadrados en el distrito madrileño de Usera. Se mudó a un chalet de Valdemoro en 2010, al saber que su mujer tendría trillizos. “Vayas donde vayas, aparece la Púnica. Un gimnasio, un restaurante...”.

Preocupado por el devenir de España, se afilió a Ciudadanos en agosto de 2014, actuó de portavoz, y apenas sin enterarse se ha visto investido alcalde. Hoy, a las siete y media de la mañana, pretende estar en el Ayuntamiento para calmar a la plantilla. “Es lógico que estén expectantes. La mayoría es gente muy válida, y han conseguido mantener con cierta normalidad los servicios pese a lo que pasaba [contratos bloqueados]”, cuenta, sabedor también de que algunos “han entrado como han entrado”. Promete una auditoría: “La oposición en líneas generales está de acuerdo. Hay detalles. Por ejemplo, si es externa o interna”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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