Los pactos en clave local se imponen a la hoja de ruta soberanista
CiU y ERC no logran pactar las alcaldías de numerosos ayuntamientos
Las dinámicas políticas locales, los intereses de partido y las rencillas personales han podido más que los grandes acuerdos de palacio. El pacto que el líder de CiU, Artur Mas, presentó en enero con el presidente de ERC, Oriol Junqueras, para priorizar acuerdos entre estas dos formaciones en la constitución de los ayuntamientos se ha visto desbordado por la realidad de cada municipio. Tanto CiU, como especialmente ERC, no han dudado en pactar con terceros partidos, casi siempre el PSC, para echar al rival de los ayuntamientos. Esto no ha hecho más que agriar las ya complicadas relaciones entre Artur Mas y Oriol Junqueras.
Artur Mas y Convergència i Unió pretendían que el proceso soberanista tuviera la primera parada en las elecciones municipales. Apelando a la unidad soberanista CiU pretendía no ver mermada la hegemonía que había conseguido en 2011, con alcaldías en la mayor parte de capitales de comarca y todas las diputaciones. Al final no ha podido ser.
Más allá de las ciudades donde CiU y ERC no sumaron suficientes concejales para presentarse como opción de gobierno, el partido de Oriol Junqueras ha preferido pactar con el PSC en algunas poblaciones especialmente sensibles para CiU. En capitales como Solsona, Balaguer o Móra la Nova los republicanos han cerrado acuerdos con el PSC y han dejado a CiU sin la alcaldía. Lo mismo ha pasado en localidades como Llívia, Torredembarra o Llançà.
En otras poblaciones CiU ha podido mantener la alcaldía pero tendrá que comenzar el mandato en minoría porque ERC se ha negado a llegar a acuerdos. Es el caso de Vic o Cervera. En Berga la falta de entendimiento entre los dos partidos ha impedido un acuerdo para obtener la alcaldía, que ha quedado en manos de la CUP.
Seguramente, el acuerdo que más escuece en CiU, y especialmente dentro de Unió Democràtica, es el que se ha cerrado en Salt, la que era la principal alcaldía de los democristianos. El controvertido alcalde de Unió, Jaume Torremadé, acusado de abusos sexuales y que recibió el apoyo explícito de Josep Antoni Duran Lleida, ha sido desplazado por un pacto ERC-PSC. El republicano Jordi Viñas será alcalde pese a no ser el candidato más votado, gracias al apoyo de PSC y la CUP.
Convergència i Unió tampoco se ha quedado atrás a la hora de forjar pactos al margen de Esquerra Republicana. En Tàrrega ha pactado con los socialistas para mantener el poder. La fórmula sociovergente ha demostrado que sigue teniendo plena vigencia y es la que ha configurado muchos ayuntamientos de la segunda corona metropolitana. De esta forma, Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltrú, Mataró o Molins de Rei tendrán a los dos partidos al frente del ayuntamiento. Lo mismo ocurre en Figueres, Blanes o Palafrugell.
Pero no todo han sido desencuentros entre CiU y ERC. En algunos municipios sí gobernarán gracias a haber cerrado acuerdos. Es el caso de Manresa, donde el convergente Valentí Junyent repetirá en el cargo con el apoyo de los republicanos. Lo mismo pasa en Martorell o Palamós. En Cambrils los dos partidos han cerrado un acuerdo también con el PSC. Y en Tremp le han arrebatado la alcaldía al histórico socialista Víctor Orrit.
El líder de CiU y presidente de la Generalitat, Artur Mas, aprovechó la constitución de los ayuntamientos, ayer, para pedir a las instituciones catalanas que hagan piña para que “todos los procesos políticos que está viviendo Cataluña, que son intensos y decisivos, no se rompan ni agrieten, sino que con el esfuerzo de todos, cojan un nuevo empuje y puedan cumplir la 'hoja de ruta' que se han marcado”. Para ello el próximo escenario de negociaciones serán los consejos comarcales y las diputaciones. En CiU el enfado es mayúsculo con Esquerra porque los republicanos amenazan con arrebatarle una decena de consejos. Las diputaciones, en cambio, mantendrán el dominio convergente.
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