Al ritmo de la noche
Los jueves están empezando a hacerse de nuevo un lugar en la programación semanal
Son días marcados indistintamente por la acción y la reflexión. Durante estas semanas se han podido escuchar a los diferentes candidatos al ayuntamiento todo tipo de declaraciones. Sin embargo, solo Manuela Carmena ha mostrado una postura abiertamente a favor de cambiar la noche madrileña. "A mí me gusta potenciar la idea de que en Madrid, el día se acaba tarde. Además, los jóvenes son tan madrileños como los mayores y tienen derecho a disfrutar", confesaba en una entrevista concedida a EL PAÍS.
No le falta razón a la futurible alcaldesa. Las condiciones y horarios a los que se enfrentan artistas y discotecas nos impiden a muchos un pleno disfrute de sus eventos. Pero los diferentes colectivos y promotores no cejan en su empeño de construir una ciudad viva a todas horas, le pese a quien le pese. Los jueves están empezando a hacerse de nuevo un lugar en la programación semanal. Y casi en cada club de la ciudad hay propuestas novedosas de electrónica: techno esquivo en Paraíso, techno planeador en Limbo, house de salón en Nature o house efervescente en Mondo Disko.
Otros clubes presentan ofertas mensuales, es el caso de Elecktra que regresa con su sexta fiesta confiando en el techno nacional y en dos artistas consagrados Tadeo e Ivan Smoka. Una noche, la del viernes, que le sirve a Colt para poner en valor a residentes como Javier Moreno y Roberto Amo.
En todo caso, es el sábado, cuando la jornada más se alarga: la marca de ropa Carhartt y la radio inglesa NTS proponen un plan al atardecer en la sede de los primeros, en la parte peatonal de Augusto Figueroa. House, disco y buen digging es lo que ofrecen los pinchadiscos elegidos: Pional y Nano4814. Unas horas más tarde, tras la cabina de Siroco, se podrá disfrutar del directo de Ultradyne. El estadounidense es uno de los creadores e impulsores del electro made in Detroit. Aun hay más: el techno romántico de Guy Gerber en Mondo y el future house de No Mike y Sandro Bianchi en Trueno. Y recuerda: Si no se puede bailar, no es mi revolución.
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