Colau dice que CiU, ERC y PSC han pactado que Trias siga de alcalde
La candidata de Barcelona en Comú se reivindica como el voto útil alternativo
Ada Colau aseguró este miércoles que CiU, Esquerra y los socialistas “ya han pactado” que Xavier Trias continúe de alcalde tras las elecciones para mantener el “orden establecido” en la ciudad. La candidata de Barcelona en Comú entiende que los tres partidos “son libres” de firmar esa alianza, pero alertó contra “los falsos discursos” que realizan y les reclamó “coherencia”.
“Que no engañen a la ciudadanía con sus afirmaciones de que quieren parar los desahucios, acabar con la corrupción y la desigualdad”, dijo Colau. Frente a ellos, se reivindicó como “la mayoría que quiere que Trias no siga gobernando”.
La invocación al voto útil es un clásico en la estrategia política y Colau recurrió a ese argumento en el quinto día de campaña, antes de lo que suele ser habitual. Las encuestas vaticinan que solo ella y Trias tienen posibilidades reales de hacerse con la vara de mando y por eso repite en sus actos que BComú es “una alternativa real” organizada frente a CiU.
Polémicas subvenciones
CiU y Ciutadans reprocharon ayer a Ada Colau que durante cuatro años se haya beneficiado de las subvenciones públicas (un total de 365.00 euros) que el Ayuntamiento de Barcelona ha concedido a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que lideraba y al Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para el que trabajaba.
“Cuando colaboramos con otros, lo llaman privatizar y con ellos les parece normal. En la vida hay incongruencias, pero son de otros, no mías”, dijo Xavier Trias. Por su parte, Carina Mejías, alcaldable del partido de Albert Rivera, acusó a Colau de “clientelismo con la administración” y le reclamó “un poco más de humildad”.
Barcelona en Comú rechazó las críticas y aseguró que “se pretendía criminalizar a Colau”. La candidata se mostró sorprendida, recordó que su declaración de la renta es pública y contrastó el dinero recibido con los beneficios que logran las grandes empresas con las privatizaciones. Según la candidatura, Colau cobró del Observatorio 27.000 euros brutos en 2013 y 24.000 en 2014. De septiembre de ese año a febrero de 2015 tuvo una nómina de 1.500 euros netos del Observatorio y desde marzo le paga BComú.
Colau no pronuncia la palabra izquierda porque, dicen sus estrategas, forma parte de “la vieja política”, pero sí reivindica otra manera de gobernar, para desalojar a Trias, y cambiar las prioridades. La alcaldable insiste en que “ni el guion ni el resultado están escritos” y que, por tanto, “decidirán los vecinos”, una expresión que tanto gusta oír a su auditorio.
La aritmética que reflejan las encuestas, sin embargo, señalan que Colau necesitará, como mínimo a los socialistas y a Esquerra para gobernar, ante la previsible dispersión del voto. De ahí que en sus actos la candidata evita ahondar en las críticas a esas formaciones y centra sus dardos en CiU. A lo sumo, Colau asegura que nacionalistas, republicanos y el PSC “duermen juntos” y que están al servicios de los lobbies”, pero no pasa de ahí.
Como forma de marcar territorio frente a esos partidos que le pueden disputar su voto, Colau reclama que el Ayuntamiento de Barcelona se ocupe de la gente que más lo necesita, de los barrios con más carencias y no se invierta en proyectos urbanismo pensados en el turismo. Ayer propuso reducir progresivamente los vehículos privados en la Diagonal hasta su desaparición para convertirla en un eje verde y peatonal.
En cuanto puede, Colau destila expresiones para reivindicarse como la continuación del 15-M. “Llenamos las plazas para decir que sus mentiras no nos representan y aquí estamos”, afirmó ayer en la plaza de la Virreina, en Gràcia, ante más de 600 personas, con un tono pausado que nada tiene que ver con el del primer día de campaña. La monja Teresa Forcades, de Procés Constituent, le dio apoyo en el primer y único mitin que harán juntas.
La exactivista de la PAH reivindicó las acciones que ha protagonizado en el pasado en favor de una vivienda digna, como la aparición, disfrazada, en 2007 en un acto de ICV, una formación diluida ahora en sus listas y a la que Colau ignora en la mayoria de los actos. “Nos esperábamos que nos atacasen, pero nunca nos acostumbraremos a la guerra sucia, a las mentiras y a las tramas”, dijo.
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