“Me parece miserable que el PP sustituya el debate con calumnias”
Manuela Carmena, candidata al Ayuntamiento por Ahora Madrid, habla sobre sus propuestas, la visión que tiene de Madrid y las acusaciones que le hizo Esperanza Aguirre
Tras darle muchas vueltas, el pasado mes de marzo Manuela Carmena (Madrid, 1944) decidió saltar a la arena política. “Desde Ahora Madrid me lo habían pedido. Me dio miedo que a las candidaturas nuevas y renovadoras les faltara experiencia para llevar a cabo su idea de cambio y acepté”, cuenta la exjueza. Entró en la candidatura popular con la aspiración de renovar la política y “aglutinar a todas las personas dispuestas a no aceptar la corrupción como norma”. Con ese mensaje, Ahora Madrid aspira al segundo puesto, según los sondeos, y tiene posibilidades –contando con el apoyo de otros partidos– de arrebatar la capital al Partido Popular, con Esperanza Aguirre como cabeza de lista. Han pasado solo cinco días desde el comienzo de la campaña y Carmena ya ha visto la peor cara del circo político: Aguirre, en base a unas informaciones publicadas por Libertad Digital, echó en cara a la exjueza una demanda de varios arquitectos que trabajaban en la empresa donde su marido era administrador. Además, le recriminó un alzamiento de bienes sobreseído por la justicia.
¿En qué se basan las acusaciones de Aguirre?
Mi marido formaba parte de una empresa en la que los arquitectos trabajaban. La crisis les dejó en una situación muy delicada y Eduardo pidió varios préstamos que avaló, confiando en que la empresa reflotaría. No fue así, hubo despidos y hace dos años, le denunciaron porque consideraban que había ocultado su patrimonio utilizándome a mí.
¿Fueron a juicio?
Sí y se demostró que eso no fue así; el juez lo investigó y reconoció en su auto que no hubo ni insolvencia ni alzamiento de bienes. Los arquitectos aceptaron la sentencia y no la recurrieron, pero han aprovechado la campaña para servir en bandeja una serie de calumnias. Creo que Aguirre, tras ver las encuestas, ha optado por la descalificación personal. Me parece miserable que el Partido Popular use esto en sustitución del debate político.
¿Son miserables los políticos?
Creo que no, pero con actitudes como esta pueden parecerlo. Me duele que mi familia se vea en el escenario de los intereses de candidatos que no saben diferenciar lo político de lo personal.
¿Qué tiene la campaña de gratificante?
Muchas cosas. Me estoy encontrando a mucha gente que hacía siglos que no veía. ‘Manuela, ¿te acuerdas que nos conocimos trabajando?’; ‘Manuela, ¡tú me defendiste!’, ‘Manuela, ¡tú me metiste en la cárcel!’…
¿Qué no le está gustando?
La liturgia, los mítines, mis fotos en redes, las tonterías de los candidatos… Me siento un poco azorada. Creo que se debería hacer de otra manera. Además, me parece un horror el dinero que se gasta; a las subvenciones hay que sumar lo que los partidos piden a los bancos o sacan de las cajas B para financiar sus campañas. Las elecciones han sido una fuente de corrupción. Veo carteles enormes, que parecen anuncios de productos y no entiendo por qué. Debería ser un debate de ideas no una lucha de imágenes.
¿Cuánto se va a gastar Ahora Madrid?
Unos 200.000 euros. El PP, en torno a los 20 millones. Es como David contra Goliat. Los gastos electorales tienen que minimizarse.
¿Qué hace una señora como usted en una candidatura emergente?
Forma parte de la idea que tengo del papel que jugamos los mayores en una sociedad: No tenemos futuro, pero poseemos mochilas cargadas de experiencia y estamos preparados para abrir camino para los demás. La gente me lo pregunta a veces. En general, los ciudadanos me hablan de una manera muy directa, pero no solo en los mítines sino también en la calle o en el metro.
Es una de esas políticas que usa el suburbano…
El sábado fui a un mitin en San Blas en bicicleta y utilizo el metro continuamente. Alguna vez, también el taxi, pero no suelo moverme en coche. Madrid no puede soportar más coches. La contaminación es intolerable.
¿Limitaría el tráfico en el centro?
Me gusta poco prohibir, prefiero motivar. Pero está claro que hay que desincentivar el uso del coche. En la almendra central hay que acabar con el aparcamiento de rotación para que la gente se mueva en transporte público: metro, bus, taxi (si es necesaria la instauración de un bonotaxi que se lo facilite a las personas que lo necesiten, se estudiará), bici o en coche eléctrico, del que se podría instaurar un servicio semejante al de BiciMad (la bicicleta pública). La red de transporte público debe ser el modo más óptimo de recorrer la ciudad. Pero además, habría que desarrollar microcentros en cada barrio; un estilo a Berlín. Una descentralización de la centralidad.
¿Qué más cambiaría de la ciudad?
El urbanismo. La capital ha perdido muchísimo. En 1997, se liberalizó el uso del suelo, se destrozó el patrimonio, se perdió el control y se permitió el crecimiento sin orden ni concierto.
¿Subiría los impuestos si es alcaldesa?
Los impuestos son como poner un bote entre varias personas y luego decidir qué se hace con él [La cita es de Pablo Soto, número ocho de la candidatura]. Los impuestos son necesarios y la percepción de los mismos cambia cuando se trabaja con presupuestos participativos en los que los ciudadanos pueden opinar lo que hacer con su dinero.
¿Quiere subir el IBI?
El IBI genera 1.200 millones de euros al año en Madrid. No lo subiría. Establecería recargos en los grandes parqués de viviendas vacías y a la vez promovería un IBI social para personas con dificultades para pagarlo. El actual equipo municipal ha llevado a cabo esa medida, pero como es un poco rácano en lo social solo dedicó un millón de euros a la medida. Nosotros invertiríamos 25. Del mismo modo, establecería una plusvalía social; la gente no puede renuncia r a recibir una herencia porque no pueda pagarla.
Y… ¿ la tasa de basuras?
Actualmente no existe y nosotros no vamos a ponerla. Algunas zonas de la ciudad están sucias y debemos primar que la gente se sienta motivada para reciclar. Me gustaría fomentar las industrias de recuperación de residuos, como el retorno de las botellas de hace años. Me gusta mucho aplicar la teoría del carrito de los supermercados: Todo el mundo deja el carrito en su sitio porque no le apetece perder el euro que ha metido. En lugar de prohibir, motivar a la gente. Ese es el modelo que hay que seguir.
El turismo es clave en la ciudad, pero todavía escaso, ¿cómo haría Madrid más atractiva?
Fomentaría el turismo cultural, el de ocio y el de negocios. Me gustaría convertir Mercamadrid, uno de los mercados más relevantes del mundo, en un espacio ejemplar. Además de tener un gran potencial para dedicarse a la exportación, es precioso. Organizaría ferias de producto, espacios gourmet o un comedor de mercado. Además, nos interesa potenciar Madrid en las ferias internacionales ya que no está lo suficientemente presente. Tiene mucho potencial y hay que darle una vuelta a ver cómo lo explotamos. Hace falta que venga más gente y la capital es una ciudad acogedora, sorprendente con un clima maravilloso y donde el ocio se puede alargar hasta después del atardecer.
Pero la icónica noche madrileña desapareció hace tiempo.
Haría una enmienda a la totalidad. La noche tiene que estar viva. El ocio no puede implicar suciedad ni destrozos y con respecto a los ruidos, hay que buscar sitios adecuados y momentos oportunos. También estar atento de las quejas y generar las mínimas afecciones, pero hay que quitarse la negativa como base de cualquier conversación. A mí me gusta potenciar la idea de que en Madrid, el día se acaba tarde. Además, los jóvenes son tan madrileños como los mayores y tienen derecho a disfrutar. Por otro lado, me gustaría abrir algunos parques por las noches, con determinadas cautelas, para que la gente pueda disfrutarlos.
Quiere hacer muchas cosas… ¿qué pasa con la deuda?
La he estado estudiando y no es tan grave como para limitar la acción de gobierno. Hay muchas maneras de mejorar el presupuesto y de reducir gastos. Asumo la deuda.
Por primera vez, hay mayoría de mujeres en la candidatura a la alcaldía de Madrid, ¿qué siente?
Que haya mujeres en activo genera un panorama muy interesante. Otra cosa es que esas mujeres se identifiquen con la cultura femenina. Algunas, al llegar a ciertos puestos consideran que tienen que masculinizarse. Excepto a Begoña [Villacís, candidata de Ciudadanos], no he escuchado a ninguna de mis contrincantes realizar una clara apuesta por la cultura femenina.
¿Cómo ve las calles?
Hay un entusiasmo parecido al del inicio de la democracia. Se percibe el hartazgo de una sociedad con una gran necesidad de cambio, como en aquellos años. La gente no quiere que las cosas se sigan haciendo de la misma manera. Durante años parecía que la felicidad era acumular y consumir cuando en realidad pasa por hacer felices a los demás. Si soy alcaldesa, estoy segura de que los madrileños seremos más felices.
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