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Desahucio en silla de ruedas para una enferma múltiple

La mujer llevaba desde octubre de 2013 sin pagar el alquiler por falta de ingresos

Alfonso L. Congostrina
María Goretti el pasado febrero en el piso del que ayer fue desahuciada.
María Goretti el pasado febrero en el piso del que ayer fue desahuciada.Massimiliano Minocri

 “No puedo seguir luchando, lo he perdido todo y no quiero que mi vida acabe en esta habitación de albergue”, así de contundente se mostró ayer María Goretti, una mujer convaleciente del síndrome de sensibilidad química múltiple a la que desahuciaron ayer del piso de alquiler, de calle Sant Antoni Maria Claret, que había dejado de pagar en octubre de 2013. La comitiva judicial llegó al inmueble a las 9.00 trasladó a la enferma al hospital y, desde allí, al albergue Hort de la Vila.

Goretti es gallega, tiene 38 años y vive en Barcelona desde los 18. Es actriz, presentadora, y modelo. Su último trabajo fue un anuncio de compresas en 2009. Ahora, no es ni la sombra de lo que fue. Su enfermedad la ha postrado en una silla de ruedas, con una mascarilla. La falta de ingresos hizo todo lo demás.

En 2014 recibió tres órdenes de desahucio. El pasado febrero una plataforma paralizó la última orden. “Hace un mes mi abogada me dijo que el Ayuntamiento, a pesar de mis informes médicos, quería que me desahuciaran por sorpresa, así lo han hecho esta mañana, nadie lo ha evitado”, lamentaba.

“No me han dejado coger nada, me han metido en una ambulancia, me han hecho un análisis de sangre y me han traído a este albergue con olor a pintura, mucho tráfico y un recipiente para lavarme las manos”, llora la desahuciada que asegura que su salud empeorará en el centro municipal.

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El caso de Goretti es de gran complejidad para los servicios públicos por la mala salud de la desahuciada y porque, en otras ocasiones, la enferma ha rechazado, según fuentes del Consistorio cercanas al caso, las alternativas que se le ofrecían.

“Sabía que el día que cruzara la puerta de mi casa no iba a poder seguir luchando, tenía la esperanza de que los servicios sociales me encontraran una vivienda de protección pero seguir dependiendo de ellos es depender de los verdugos que me han llevado a esta situación”, critica la desahuciada.

“No puedo más, no creo que sobreviva una noche en este albergue, el Ayuntamiento es el único que dice que este es un lugar idóneo para mí; sé que ahora empieza lo peor”, llora.

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