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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Manifiesto con pico y pala

'Constructivo', de Ernesto Collado y Piero Steiner, aprovecha ese latente voyeurismo a pie de obra para atrapar al público

Los actores de 'Constructivo', durante la actuación.
Los actores de 'Constructivo', durante la actuación.

Entre el ojo y el tocho existe una atracción irresistible. Cuando la mirada se topa con una obra sólo fuerzas mayores impiden que el mundo se detenga. Eso lo sabe hasta José Luis Guerín. Cuando el mundo se detiene y sigue sin nosotros ya nada impide que la pulsión se disfrute a placer. Esas brigadas de jubilados y desocupados, arremolinados ante una valla, asomados a una zanja, observadores de grúas, armados de hierro, hormigoneras y vigas de acero; esos diletantes de la arquitectura en proceso son sólo un futuro de liberados.

Constructivo —la performance de Ernesto Collado y Piero Steiner— aprovecha ese latente voyeurismo a pie de obra para atrapar al público con su poesía crítica que tanto se parece a una humorada surrealista. Una intención que descubren sin palabras con una última imagen: un hogar. Habitan ese espacio olvidado por la arquitectura de revista y premio. El refugio dibujado con rotulador por un niño y construido con los olvidados del garaje. Un refugio que transparenta la salvaguarda que ofrece como en un cuento de sombras chinas.

CONSTRUCTIVO

De Fundación Collado-Van Hoestenberghe y Piero Steiner. Intérpretes: Ernesto Collado y Piero Steiner.

Sala Hiroshima

Barcelona, 30 de abril

Para llegar hasta este momento, Collado-Steiner derriban mitos y monumentos, destapan la inutilidad de la arquitectura-cáscara y la esclavitud que se esconde tras los proyectos de los faraones de todos los tiempos; han reivindicado la solidaridad de los desplazados, el ingenio del precariado y la utilidad del bienestar del espíritu. También se extasían ante la belleza de un mármol de Miguel Ángel para apropiarse de la emoción de la Pietà. Alcanzar lo sublime con material de derribo y sus propios cuerpos.

Una historia narrada desde la base, bajo un casco de seguridad, con el martillo de demolición alzado como en una figura victoriosa de un monumento soviético. Iconografía del proletariado haciéndose preguntas sin cesar, como en un gag de humor absurdo. Faemino y Cansado sin americana de lentejuelas y con camiseta imperio. Payasos de la grey de los desposeídos, de los que el día de la cinta inaugural no salen en las fotos oficiales, confinados en sus barracones, haciendo malabarismos con pan y tomate.

Un manifiesto cómico a favor de la humildad y en contra del orgullo del autor. Contra el brillo de la maqueta y la forma caprichosa que se olvida por sistema del aire habitable que debería contener. Un ataque dialéctico contra personajes como Rem Koolhaas, un arquitecto de trayectoria tardía. Un gran teórico que con la práctica y los contratos perdió el olfato y ya no percibe el tufo del dinero tocado de los promotores de sus proyectos. Colosos de acero y vidrio que guardan tanta miseria como las pirámides. Con una minúscula, escalonada, hecha con una carretilla de tochos, inicia esta iconoclasta pareja la demolición de los preceptos de la arquitectura sin alma.

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