La Audiencia de Cádiz decreta encarcelar a Rodríguez de Castro
Orden de búsqueda y captura del exdelegado de la Zona Franca por el ‘caso Rilco’
La Audiencia de Cádiz ha dictado una orden de búsqueda y captura contra el exdelegado de la Zona Franca gaditana, Manuel Rodríguez de Castro, entre 1996 y 2001. Los jueces buscan así que se cumpla la sentencia ratificada por el Tribunal Supremo que ha condenado a este ex dirigente del PP a ocho años de prisión y ocho millones de euros de multa por el conocido como caso Rilco, el supuesto fraude cometido mediante la creación de un portal de comercio electrónico con América. Rodríguez de Castro debería haber iniciado ya los trámites para entrar en la cárcel pero la Audiencia no tiene constancia de su paradero.
Hace un mes el Tribunal Supremo emitió la sentencia que corroboraba y ampliaba una anterior de la Audiencia de Cádiz contra Rodríguez de Castro. Ratificaba así la pena de ocho años de cárcel y 30 de inhabilitación por prevaricación y malversación al haber intentado lucrarse con la puesta en marcha de una red internacional de comercio que creó con la colaboración de unos amigos suyos de Miami. Su sucesor, Miguel Osuna, que continuó los pagos de esta sociedad, fue absuelto. El juicio se había celebrado en marzo de 2013.
Desde la notificación del fallo del alto tribunal hasta hoy, la Audiencia de Cádiz, que es la que debe ejecutarla, no ha tenido más información sobre Rodríguez de Castro, según avanzó ayer Diario de Cádiz. La fiscalía explicó que esta orden de busca y captura es habitual en estos casos, cuando no se produce una acción del propio condenado para iniciar la tramitación de su ingreso en prisión.
La de Rilco no es la única sentencia que Rodríguez de Castro tiene pendiente cumplir. El Juzgado de lo Penal 4 de Sevilla le ha condenado a un año y medio de prisión por un delito fiscal y al pago de 587.000 euros a Hacienda por fraude, al haber ocultado dinero que cobró de sociedades en el extranjero. La Abogacía del Estado, durante el juicio de Rilco, aseguró que parte del dinero que Rodríguez de Castro desvió de este portal informático pudo acabar en cuentas personales de sociedades que él mismo había creado.
Aunque durante un tiempo, tras su dimisión como delegado de la Zona Franca, Rodríguez de Castro vivió un tiempo en América y fijó su residencia en Panamá, la última vez que se le vio aseguró que vivía en el domicilio de sus padres en la provincia de Sevilla. Desde el juicio no se le ha vuelto a ver públicamente, aunque sí se ha hecho notar con el envío de comunicados a las agencias de noticias Efe y Europa Press. De hecho, en la noche del jueves, envió un comunicado a las agencias en el que anunció que la Audiencia Provincial de Cádiz no le ha notificado "ningún plazo voluntario" para presentarse "en ninguna parte" por lo que considera "una indefensión" que se dicte contra él una orden de detención. Según añade, se considera "el chivo expiatorio de la incapacidad de gestionar la Zona Franca de Cádiz y Rilco" por sus "sucesores, presididos por Teófila Martínez -alcaldesa de Cádiz-, quien siempre supo todo lo que se hacía en Rilco" al igual que, entre otros, "los Ministerios de Hacienda e Industria", apunta.
En estos textos anteriores, el ex delegado arremetía en duros términos contra los que habían sido sus compañeros de partido, el PP, como la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, o el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz. “¡Teófila sobrevive políticamente gracias a su silencio!”, aseguró en ese comunicado. “Es un traidor”, dijo sobre Sanz. El exdelegado se mostraba realmente dolido por la decisión de los ediles del PP en el Ayuntamiento gaditano de sumarse a una iniciativa del PSOE en el pleno municipal para reprobar su gestión. Rodríguez de Castro ya no milita en el PP.
La condena de Rodríguez de Castro y los ataques de él contra ella han sellado un fatídico mes para la alcaldesa de Cádiz, señalada también por el caso Rato, al difundirse que el marido de Martínez, Santiago Cobo, es presidente de una sociedad investigada por la Agencia Tributaria. Rato, Rodríguez de Castro y Martínez caminaron juntos en sus inicios políticos a mediados de los años 90. De hecho, Rato fue mentor político de Teófila Martínez y Rodríguez de Castro llegó de la mano de ambos a la Zona Franca.
“La web que pudo cambiar la economía de Cádiz”
Rodríguez de Castro nunca admitió que Rilco fuera un fraude. Él ideó para Cádiz la Red Iberoamericana de Logística y Comercio y, según el ex delegado de la Zona Franca, pudo ser el proyecto que cambiara el devenir de la pobre economía de la provincia gaditana. Lo defendió así ante la sala de la Audiencia que le juzgó, y después condenó, y ante los periodistas, a los que solía decir antes de entrar en el juicio que el PSOE fue el encargado de arruinar su proyecto, y con él, cerrar la solución que él había proyectado a la crisis gaditana.
Rilco se lanzó en 1998. Rodríguez de Castro lo comparó con el modelo asiático Alibaba, una red de comercio electrónico. Su idea era desarrollarlo entre España y América, desde Cádiz como centro neurálgico para el intercambio entre el viejo y el nuevo continente. “Si Rilco se hubiese desarrollado hubiera podido valer lo mismo o más que la empresa americana Yahoo pagó por Alibaba en 2005, un total de 900 millones, por el 40% de sus acciones”, explicó entonces.
La sociedad Rilco, aún pendiente de liquidar por el Consorcio de la Zona Franca, pretendía fortalecer las operaciones de comercio exterior entre la Unión Europea, Latinoamérica y EE UU. Dirigentes del PP presidieron varias veces sus presentaciones para dar a conocer este portal que costó más de seis millones y recibió más de dos millones de subvenciones del Ministerio de Industria, en la anterior etapa del PP.
Industria emitió un informe en el que aseguró que esa ayuda estaba justificada porque el proyecto era real y se desarrolló por completo. Pero la sentencia determinó que Rodríguez de Castro defraudó y malversó con ese proyecto, al adjudicar irregularmente ese portal a unos amigos suyos de Miami. La Abogacía del Estado tuvo claro que parte del dinero de Rilco acabó en cuentas del ex delegado, muy lejos de la supuesta misión de salvar para siempre la situación económica de Cádiz.
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