Todo lo que siempre quiso saber de Tricicle (o no)
El trío publica una enciclopedia autorrefencial que cubre sus 35 años
Tricicle han alumbrado una enciclopedia sobre ellos mismos y como puede imaginarse sus entradas no son las de la Encyclopédie de Diderot y D'Alambert. En Tricicle de la Z a la A (Ediciones B, hay dos versiones, en castellano y catalán), figuran términos como ¡CHIMPÚN! (el clímax con el que ha de acabar un buen sketch), GAG (unidad mínima de humor), ¡EH! ¡AH! (onomatopeyas clásicas de la compañía que refuerzan cualquier tipo de esfuerzo y aparecen en casi todos sus espectáculos) o STANISLASPSTICK (juego de palabras para definir su estilo a partir del célebre Método actoral de Stanislavski y el término slapstick para el género cómico en el que abundan las caídas y los golpes).
Verdadero Todo lo que usted quería saber sobre Tricicle —incluyendo cosas que seguramente no, no quería—, el libro hará las delicias de los seguidores del trío y puede leerse como una forma entretenida de aproximarse a la historia del grupo.
Entre broma y broma las entradas de esta particular enciclopedia recogen mucha información sobre una de las formaciones más populares de nuestro teatro y un abundantísimo anecdotario (tras una representación en Madrid a la que asistió la familia real la Reina, escriben, les preguntó: “¿Y ustedes cuántos son?”). También —y este es uno de los valores más interesantes de la obra— buena parte de los conocimientos escénicos y reflexiones profesionales de Joan Gràcia, Carles Sans y Paco Mir.
Tras una representación en Madrid a la que asistió la familia real, la Reina, escriben, les preguntó: “¿Y ustedes cuántos son?"
Entre el tono desenfadado y divertido, además de esas consideraciones más profundas sobre el oficio teatral se cuelan varios homenajes emotivos a maestros y amigos (Pawel Rouba —cuya famosa patada teatral enseñaron luego ellos a Jim Belushi—, Leparsky, Pepe Rubianes, Albert Vidal, Rosana Torres). Y algunos ajustes de cuentas personales (por ejemplo con el crítico Joan de Sagarra), que muestran una vena mucho menos amable del trío.
Gràcia, Sans y Mir presentaron ayer en Barcelona su libro del que, según dijo su editor Ernest Folch, se han editado siete mil ejemplares en cada una de las dos lenguas. Tricicle firmarán ejemplares en la ciudad durante la próxima festividad de Sant Jordi.
Paco Mir explicó que el libro se basa en la enciclopedia que empezaron a hacer en su página web y que se ha pulido y aumentado hasta convertirse “en un libro de verdad que nunca habíamos soñado”. Joan Gracia recordó que Folch ya fue el que propuso hacer un libro a Rubianes que se tituló Me voy. A lo que Carles Sans replicó “¿te vas?”, introduciendo un poco de necesario humor marxista (rama Groucho) en la presentación.
Los Tricicle coincidieron en resaltar que su libro reseña 35 años de carrera. “Hablamos de nosotros, aportando una historia del grupo con datos y anécdotas personales”, explicó Paco Mir. “Además ofrecemos una reflexión sobre el teatro, sobre nuestro trabajo y sobre el sector. Y entradas simplemente humorísticas”. Gracia apuntó que “tanto tiempo de carrera da para muchas vivencias, bromas particulares, códigos privados y endogamia”, y dijo que muchas cosas de esas están en el libro. La obra asimismo “resuelve el dilema que se nos plantea en muchas entrevistas cuando nos piden que escojamos y expliquemos una anécdota y no sabemos qué decir”. En todo caso, destacaron los tres, la idea ha sido escribir con humor y que el lector vaya de una entrada a otra divirtiéndose y a la vez enterándose de cosas “íntimas” de Tricicle. ¿Han callado mucho?, se les preguntó (lo que no deja de ser una curiosa pregunta para los mimos). “Hay cosas que no se pueden decir, pero ahora no se me ocurren”, respondió Mir. Gràcia apuntó la idea de una morbosa segunda versión “no autorizada” que harían ellos mismos.
De la técnica al escribir el libro dijeron que cada uno ha hecho las entradas que le venían a la cabeza y luego las han repasado entre los tres. De si el libro les ha servido para conocerse más entre ellos acordaron que sí “porque nunca conoces del todo al otro, ni siquiera a tu mujer”. En todo caso no lo ven como una terapia de grupo, que dicen no necesitar.
En cuanto a los ajustes de cuentas, reconocieron que los hay. Y aprovecharon para explicar que tienen clavada la espinita de que no les dejaran dar clases en el Institut del Teatre, “por pura burocracia”. Como palabra a destacar de las entradas escogieron PIM PAM, código interno para dejarse de florituras e imprimir marcha a la función.
De la Z a la A
PIJOS. Cuando empezamos a tener éxito (y dinero) la profesión empezó a llamarnos “los pijos del teatro”. Cuando llegaron los teatros nacionales con sus sueldos desproporcionados y las televisiones autonómicas ataban a los actores con longanizas a todos les pareció que ser pijo no estaba tan mal.
OLIMPIADAS 1992. (...) Entramos en el estadio a jugárnoslo todo a una carta, pero en el segundo dos, al oír el rugido del público a nuestro paso, sabíamos que ya habíamos ganado y esos quinientos metros que nos separaban del final se nos hicieron cortísimos.
MAS, ARTUR. Le faltaban unos cuantos años para ser president y vino a ver el espectáculo de nuestro 25 aniversario en el Palau Sant Jordi. En uno de los sketches, Joan bajaba al patio de butacas interpretando a un agresivo boxeador que arremetía contra todo lo que se movía. De entre todos los asistentes, quien recibió los golpes más contundentes fue Artur Mas, el cual vio que sus gafas salían disparadas a causa de un derechazo mal calculado de Joan.
“¡MÁS FUERTE QUE NO SE OYE!”. Frase funesta pronunciada por el gracioso de turno al principio de un espectáculo que tiene la particularidad de arruinarnos la función en un segundo.
MALLAS. Las abandonamos al mismo tiempo que el maquillaje. Nos quedaban mal incluso en esa época de esplendor físico en la que prácticamente nada de lo que llevas puesto te queda mal.
CHÉJOV. Una asignatura pendiente: algún día interpretaremos Los tres hermanos, de Chéjov. Una broma para iniciados.
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