“Aquí no hay artistas, hay vendedores de feria”
Los pintores de La Rambla critican la nueva norma que reduce a 62 los dibujantes con permiso para trabajar
Mejorar la calidad artística y renovar la imagen de la Rambla. Estas son las dos ideas que han llevado al Ayuntamiento de Barcelona a diseñar una norma que entra en vigor hoy sobre las ventas de dibujos y pinturas que se comercializan justo enfrente al Teatre Principal. Los mismos dibujantes y pintores reclamaban una intervención, porque, cuentan, el “oportunismo de algunos” estaba ocultando la esencia de su actividad: el arte. Lo que comenzó como una reforma consensuada entre políticos y artistas, acabó en un proceso de participación con antipático resultado.
“El Ayuntamiento insistió durante dos años con el cuento de la calidad. Parecía que se concursara una plaza en el Museo del Prado. Pero lo que se ve ahora es igual de malo a lo que había antes”, opina un artesano sobre el concurso de licencias que el Consistorio llevó a cabo a finasl del año pasado. “Calidad cero. Aquí no hay artistas, hay vendedores de feria que rebuscan como pueden para ganar más dinero por pieza vendida”, agrega.
"Lo que se ve ahora es igual de malo a lo que había antes", opina un artesano
El Consistorio, a través de un concurso público para evaluar la calidad artística del aspirante, rebajó las licencias a 62. Hasta ayer vendían y dibujaban 68 personas, por lo que seis han tenido que abandonar su puesto.
“Fue un concurso deshonesto. Debimos llevar obra ya realizada y no dibujar en el momento. Mucha gente mintió. Algunos presentaron cosas que no venden en su puesto, otros llevaron cosas arregladas por ordenador y otros se inventaron exposiciones en su currículo”, cuenta Juan Manuel, caricaturista que ha logrado plaza. “Que se enteren que han dejado algo lamentable. Lo que se ve aquí da vergüenza”, añade este dibujante, que hace más de 30 años pasa sus tardes en La Rambla.
Los aspirantes debían tener experiencia en dibujo o pintura, trayectoria en la vía pública y línea artística destacada y tuvieron que presentar obra propia. Todo ello tenía una puntuación y quienes sumaron menos de 15 puntos, quedaron fuera.
“Yo fui transparente y sincero. Quizá ese haya sido mi error. Ojalá se hubiese evaluado con más honestidad y seriedad”, señala Enric, uno de los caricaturistas de antaño que hasta ayer trabajó en la Rambla, pero que se llevó la amarga sorpresa de quedar descalificado en el puesto 71. Hay una lista de espera para los que no han entrado. Enric tiene nueve personas por delante, y juzga “difícil” que pueda recuperar su sitio al final de la Rambla. “Intento convertir esto en algo que me sirva. Un fracaso es la mitad de un futuro de éxito”, añade esperanzado.
"Ojalá se hubiese evaluado con más honestidad y seriedad", asegura un artista que no obtuvo la licencia
“Aquí se gana mucho dinero y algunos sabían que corrían riesgo de ser perder el puesto. Contrataron abogados para que el Ayuntamiento no los barriera. Presionaron desde lo legal, hasta que el Consistorio se cansó y realizó este turbio concurso, distinto al pensado en un principio”, concluye otro dibujante, que subraya el cambio de actitud que el Consistorio ha demostrado a medida que avanzaba el proceso de selección.
La Rambla dispone a partir de hoy de 31 espacios para vender cuadros y confeccionar caricaturas, situados todos en el lado Besós, a diferencia de ayer, que había 50 plazas distribuidas a ambos lados del paseo. Habrá dos turnos de trabajo al día, entre las 10 de la mañana y las 2 de la madrugada. Como novedad, el Ayuntamiento entregará mobiliario a los artistas: expositor, sombrilla, taburete y silla. Todo uniformado.
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