170 años de fiestas hechas de cartón
Fondos inéditos explican en una muestra la evolución de las Fallas
En 1946 un grupo de valencianos exiliados en Perpignan (Francia)) plantaron e hicieron arder la falla Cremem a Franco donde, según los archivos, destruyeron una esperpéntica imagen del dictador. Quizá jamás imaginaron que su acto pudiera tener trascendencia histórica pero, casi 100 años después, uno de los únicos dos ejemplares conocidos del llibret de aquella falla se exponen en Falles de cartó, una muestra que rescata más de 200 imágenes y objetos del archivo del coleccionista Rafael Solaz. Peinetas, insignias, publicaciones, fotografías y rarezas jamás expuestas explican el desarrollo de las Fallas desde 1792, cuando la prensa mencionó por primera vez su existencia, hasta 1970, cuando empezaron a usarse nuevos materiales.
“A los 11 años compré mi primer libro. Desde entonces empecé mi archivo bibliográfico y documental en el que hay un capítulo dedicado a las fiestas y a las Fallas”, explica Rafael Solaz, comisario de la exposición y propietario de los fondos. Aunque asegura que solo ha expuesto el 10% de su material, en esta selección se muestran piezas únicas de alto valor historiográfico.
“Uno de los documentos más importantes es el manuscrito de un viajero español, Biñeque, que en 1819 fue el primero que describió en castellano y de forma detallada cómo eran las fallas”, explica el también presidente de la Asociación Bibliófila Valenciana. La indumentaria de valenciana es de lo más llamativo: faldas largas y lacias, cortas y ahuecadas, moños gruesos, peinetas enormes o manteletas que varían de textura y tamaño. “En el siglo XIX no existían las falleras. Las mujeres se vestían con el traje de fiesta de labradora pero no existía la fallera como arquetipo de indumentaria, aunque hubiera un grupo de personas, hombres, que organizaban la fiesta”, corrige Solaz.
La exposición no deja de sorprender a cada paso. Junto a las imágenes antiguas de mujeres vestidas de labradora se encuentra una imagen insólita: una niña vestida de raso con guantes acabados con plumas y una banda que la califica como “Miss Fallera de 1935”. “La fallera irrumpe desde los años 20 con la moda generalizada de posicionar a mujer como la “belleza fallera” y luego como la “reina fallera”. Posteriormente, en los años 30, fue la “Miss Fallera” y a partir del franquismo, en los años 40, empieza a llamarse Fallera Mayor por el intento de uniformidad, también en la vestimenta: los hombres vestidos de negro “cucaracha” y valencianas vestidas de “labradoras”, detalla Solaz.
La exposición incluye imágenes tan irresistibles como una falla plantada dentro del comedor de una casa o pequeños monumentos construidos por niños. “Si queréis criar a vuestros hijos sanos y alegres, alimentarlos [sic] con leche concentrada marca El Niño”, rezan las enormes letras de una falla de 1928. “La falla publicitaria consistía en que una empresa pagaba todos gastos pero su publicidad aparecía en el monumento”, explica Solaz. La foto de la falla del primer premio de 1895 es una de las imágenes más antiguas que se conocen y que podrán verse solo hasta el próximo 22 de marzo en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Valencia. [CUADRADO]<SC200,74>
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