Hijos de los árboles

Cuando en la década de 1960, Josep Subirà-Puig (Barcelona, 1925) descubrió las potencialidades creativas de las maderas curvadas de los toneles, aun no se hablaba de reciclaje y menos en ámbito artístico. Sin embargo Subirà-Puig no solo las utilizó como material de trabajo, sino que las convirtió en protagonistas de inquietantes esculturas de corte simbólico y expresionista, que conectan con el origen mítico de la humanidad y los grandes miedos del ser humano. Lo asegura el crítico e historiador Alex Mitrani, comisario de la muestra Subirà-Puig, hijo de los árboles, abierta hasta el 26 de abril, en el subterráneo de la Sala VolArt 2 de la Fundación Vila Casas. La muestra descubre al público barcelonés un artista mucho más conocido y valorado en Francia que en su país natal. Fascinado por la conexión entre la naturaleza y el hombre, eligió como medio privilegiado de expresión la madera, un material humilde y, al mismo tiempo, extremadamente útil.

En las manos de Subirà-Puig, la madera envuelve armazones de hierro y da forma a figuras hieráticas de diferentes dimensiones, a veces móviles y siempre vinculadas a un imaginario alegórico, poblado de alusiones mitológicas. “Se trata de obras que combinan un componente de misticismo, espiritualidad y resignación frente a las indomables fuerzas de la naturaleza”, afirma Mitrani, destacando la relación entre Subirà-Puig y su admirado René Char. Para ilustrar los versos del poeta surrealista, el artista de origen catalán concibió una serie de nueve grabados que también se incluyen en la muestra.

De los bosques oscuros de Subirà-Puig al mundo brillante y coloreado que Narcís Comadira (Girona, 1942) despliega en Obras con árboles (y otros vegetales), la muestra abierta en la sala VolArt 1, hasta el 26 de abril. En las obras de Comadira también son evidentes las alusiones históricas a los campos monocromáticos de Giotto, los frescos de Masaccio, la poética de Poussin y los colores de Cézanne, entre otros. “Muchas son obras inéditas, elegidas de forma no cronoló-gica siguiendo afinidades poéticas, temáticas y formales”, explica Comadira, que ha seleccionado personalmente las piezas para la exposición. Casi todas son telas, excluidos algunos cartones y dibujos a tinta china sobre papel, que constituyen su producción más reciente. “Mi amor por el papel viene de pequeño, cuando pintaba sobre los cartones de las cajas que llegaban a la tienda textil de mis padres. Me encanta el papel hecho a mano, es cálido, sensual y da diálogo. En cambio la tela es más distante, por eso a veces la uso sin preparar, para que no quede demasiado relamida”, revela Comadira.

El conjunto de muestras de invierno de las salas VolArt se completa con Puertas y Flexums, una propuesta del crítico y ensayista Julià Guillamon que ofrece otro descubrimiento: el trabajo artístico de dos conocidos diseñadores gráficos, Jordi Fornas (Barcelona, 1927 - 2011) y Joan Pedragosa (Badalona, 1930 - Barcelona, 2005). “La exhibición compara la vertiente más libremente creativa de dos personalidades diferentes, cuyos grafismos marcaron una época en la cultura catalana de los años Ochenta y Noventa”, concluye Guillamon.