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El miedo a un ataque yihadista hace crecer los policías armados de paisano

Los agentes alertan que los mossos están en el "punto de mira" de los terroristas islámicos

Alfonso L. Congostrina

La subida a nivel 3 de la alerta terrorista yihadista y el hecho de que los miembros de los cuerpos policiales hayan sido citados como objetivos terroristas ha aumentado el número de agentes de los Mossos d’Esquadra y policías locales que van armados incluso fuera de servicio y en sus hogares. “Entre los agentes hay miedo”, afirma Ramon Labrador, portavoz del sindicato Colectivo Autónomo de Trabajadores Mossos d'Esquadra. Labrador recuerda que los tiempos en que esto ocurría han vuelto tras los atentados de París: “Internet va cargada de amenazas reales y los Mossos estamos en el punto de mira de los terroristas”. Ahora son los agentes autonómicos los que deciden llevarse el arma “a casa o, en algunos casos, solicitan permiso para adquirir un arma particular”. El miedo entre los agentes también se ha traducido, según el sindicato, en el aumento de cursos de artes marciales, desarme y técnicas ante un posible ataque.

En los últimos tiempos han surgido iniciativas colaborativas, como la que ha desarrollado un grupo de agentes en Girona. Sus integrantes se forman entre ellos para poder actuar si es necesario. Álex Pérez, policía local, representante del Sindicato Profesional de Policías Municipales de Cataluña y miembro de la Internacional Police Association, asegura que la situación actual era previsible: “Soy de los que he llevado siempre mi arma conmigo”. Pérez reconoce que ahora son muchos los compañeros que piden asesoramiento sobre “armas personales, entrenamientos y chalecos…”.

La situación ha ocasionado accidentes trágicos, como el del pasado 19 de enero en el que un mosso recibió un disparo en el estómago, y falleció al día siguiente, mientras practicaba un sistema de autodefensa denominado “kasendo”. Juan Díaz Martínez, presidente español de este sistema de autodefensa, lamenta el fallecimiento del agente y asegura que la muerte del policía “se debe a una negligencia, ya que sacó el cargador y no revisó la recámara del arma ni disparó al aire antes de empezar el entrenamiento”.

Por su parte, Emilio Bolea director de la empresa Tácticas Defensivas Policiales y Escolta asegura que los policías recurren a cursos como el suyo “para tener una mayor protección física”. Bolea tiene claro que “reducir a personas que pueden tener una respuesta agresiva requiere tener conocimientos específicos que el cuerpo no da”. Añade que el agente debe tener en todo momento la capacidad pedagógica y mecánica para actuar no sólo con seguridad para él, sino para el detenido.

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