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opinión

Un debate estéril

La ciudadanía espera propuestas de los partidos, no que éstos se enzarcen en batallitas televisivas

¿Cuántos días llevamos debatiendo si debe haber o no debate entre los dos únicos candidatos que, en principio, tienen posibilidades de ganar las elecciones del 22-M? Demasiados. Y sobran todos. Porque es de sentido común que, llegadas las elecciones, debería haber debates entre quienes están llamados a gobernar a los andaluces. Pero no.

El sentido común escasea (aún más) en las campañas electorales. Los partidos se convierten en estas fechas en máquinas programadas para evitar el desgaste de sus candidatos y erosionar al adversario. No importa que en ese juego se caiga en evidentes contradicciones.

Si hace cuatro años Canal Sur programó un debate a dos entre Griñán y Arenas, ¿por qué este año no hay otro entre Susana Díaz y Juan Manuel Moreno? La televisión andaluza descarta organizar ese cara a cara, aunque sí ha previsto debates a tres (con Maíllo, de IU) y sectoriales. Mientras, Televisión Española, controlada por el PP, ha propuesto un encuentro Díaz-Moreno.

En 2012 fue precisamente el candidato popular quien rechazó el debate. Arenas no se presentó: dejó la silla vacía. Creía que le perjudicaba enfrentarse a Griñán, pues las encuestas le sonreían. Al final, le perjudicó no asistir. Y no alcanzó la presidencia.

Ahora estamos ante la situación inversa: la candidata socialista aparece como favorita en las encuestas y ésta duda si aceptar o no un cara a cara con Moreno, un candidato menos conocido y de escaso atractivo mediático.

A poco más de dos semanas de unas elecciones cruciales, los políticos y los medios malgastamos el tiempo en debatir sobre el debate. ¿No sería mejor emplear esa energía en deliberar sobre los programas que los principales partidos acaban de presentar esta semana?

¿Qué nos proponen sobre el insoportable desempleo? ¿Qué tienen que decirle a las decenas de miles de jóvenes sin trabajo, ni esperanza de encontrarlo a medio plazo? ¿Y sobre el futuro de la sanidad, de la educación, de la dependencia, que siguen amenazados por los recortes y los ajustes? ¿Cómo piensan combatir la corrupción?

Habría que resolver por ley, de una vez, el cansino tema de los debates electorales en los entes públicos. ¿No sería ideal que ese debate a dos, organizado por una institución independiente (asociaciones de periodistas), fuera incluso transmitido por Canal Sur y TVE, que sobreviven gracias a nuestros impuestos?

Un debate que sirviera para ofrecer respuestas a los desafíos que aguardan. Y dejar de lado el estéril debate sobre el debate televisivo y las batallitas interesadas entre las televisiones públicas. Una de ellas, la española, señalada de nuevo por el Consejo Audiovisual de Andalucía por no respetar “los principios fundamentales del pluralismo y la imparcialidad”.

@JRomanOrozco

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