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Miró languidece en Mont-roig del Camp

La masía del pintor se encuentra en desuso y abandonada pese al proyecto para convertirla en museo desde 2011

La masía de Miró en Mont-roig del Camp en la que pasó largas temporadas durante 65 años.
La masía de Miró en Mont-roig del Camp en la que pasó largas temporadas durante 65 años.Josep Lluís Sellart

“Mont-roig es para mí como una religión”, dijo el pintor Joan Miró. En esta localidad tarraconense del Baix Camp el artista encontró la inspiración pasando largas temporadas durante 65 años en su masía familiar, conocida como Mas Miró. Pero este edificio, catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional por su valor artístico y arquitectónico y con un proyecto para rehabilitarlo que acumula retrasos, languidece en la actualidad en estado de abandono. Cristales rotos y cableado desperdigado bordean el inmueble, situado a pocos metros de la autovía A-7. El cerrojo de una de las puertas laterales —el de la antigua casa de los masoveros— está roto y el desperfecto se ha solucionado instalando un candado para ahuyentar posibles ladrones. La puerta permanece medio abierta entre cadenas. Se divisan en el interior de la casa malas hierbas y suciedad. Algunas ventanas están tapiadas con bloques de cemento. En otras una fina tela resguarda del ojo ajeno las salas solitarias cubiertas de polvo. En el estanque florece la inmundicia. La masía ya sufrió el robo de varias piezas del mobiliario en verano de 2013, admite el alcalde, Ferran Pellicer (ERC).

A pesar del estado actual, la obra y el universo mironiano se gestaron en este espacio, al que dedicó lienzos como La Masía (1922). El padre del artista compró el enclave en 1910. Un año después Miró acudió allí para recuperarse de una enfermedad y fue entonces cuando decidió dedicarse de lleno a la pintura. “Me infunde un gran entusiasmo y pinto como un loco. Animales monstruosos y animales angélicos. Árboles con orejas y ojos, payeses con barretina y fumando pipa”, dijo Miró de la localidad que junto a Mallorca y Barcelona acabaría por formar su triángulo vital.

'La Masía', obra pintada por Miró entre 1921 y 1922 e inspirada en Mont-roig.
'La Masía', obra pintada por Miró entre 1921 y 1922 e inspirada en Mont-roig.

Miró acudió al lugar desde los 18 y hasta los 83 años. En muchas ocasiones lo acompañaron amigos como Ernest Hemingway, Alexander Calder o Josep Lluís Sert. Desde 2004 la antigua iglesia de Mont-roig acoge el Centro Miró, donde hay reproducciones de la obra que el artista pintó inspirándose en el municipio. Miró le dedicó en 1919 el lienzo Poble i església de Mont-roig.

En 2011, los antiguos lazos del creador con Mont-roig resurgieron cuando tras una década de negociaciones el Ayuntamiento y los herederos del pintor firmaron un convenio para convertir en museo la masía. Se hizo con el compromiso de crear una fundación que gestionase la rehabilitación del espacio. “Queremos un centro activo, donde habrá una tienda de productos de la tierra, un restaurante y una biblioteca”, anunció entonces Joan Punyet, nieto del pintor. En el convenio se pactó que la masía fuese alquilada por el Consistorio por un periodo de 50 años, con el objetivo de conseguir la inversión del 1% cultural del Gobierno. Esta subvención de momento no les ha sido concedida.

La casa museo debía abrir en 2012 con exposiciones permanentes, con obras originales y programas educativos. Pero el proceso se retrasó. En 2013 el Ayuntamiento, la Fundación Joan Miró y dos nietos del artista constituyeron la Fundación Mas Miró para ejecutar el proyecto por fases y recabar financiación. El Ayuntamiento contó con la aportación de 200.000 euros de descendientes del artista para realizar trabajos de acondicionamiento y seguridad. La Caixa donó 15.000 euros y la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (ANAV) 30.000 más. Querían abrir un año después ya algunos espacios del inmueble. La inversión necesaria para ejecutar las obras al completo se fijó en 2,16 millones de euros. Sin embargo, una vez más, la falta de dinero truncó el calendario.

El Mas Miró está formado por un conjunto de edificios de épocas diversas, que abarcan desde el siglo XVIII al XX. El principal se enmarca dentro de la tipología de los indianos, con un gran patio. Este edificio está flanqueado por la antigua entrada de los carruajes y por el habitáculo de los masoveros, quienes residieron allí hasta hace escasos años.

También hay una capilla, junto a la que se ubica el estudio del pintor. Esta es la estancia más valiosa del lugar: tiene grandes ventanales, desde los que se divisa el huerto y el mar. Con paredes blancas y desnudas, incluye dos grafitis hechos por Miró y una chimenea. En diciembre la puerta del estudio permanecía abierta, con despojos tirados por el suelo y en unas condiciones de conservación penosas. Los edificios agrícolas aún están más degradados, algunos con paredes agujereadas e inmundicia. Solo el jardín permanece cuidado.

A lo largo de estos años la masía ha sido objeto de numerosas investigaciones, como la de Elena Juncosa, experta en el artista, y cuyo trabajo Mas Miró: aportaciones documentales a uno de los espacios creativos de Joan Miró está pendiente de presentarse.

Tras la oleada de quejas, el alcalde dice que han empezado a realizar “pequeñas limpiezas en la zona” y contratado aun equipo de arquitectos”. “Los recursos son los que son, la familia ya retiró muebles y material valioso. Hay una alarma conectada con la policía local, afirma Pellicer. Una parte del mobiliario está relegado a un almacén local, mientras que otros muebles y piezas de decoración continúan en la masía, explican fuentes conocedoras de la situación. Desde la Fundación Miró aseguran que están trabajando para presentar en las próximas semanas “un proyecto” de la futura rehabilitación. El Ayuntamiento quiere luchar para conseguirla llevarlo a cabo: “Es importante porque Miró pintó aquí muchos cuadros, pero los originales [el paisaje y las personas], los tenemos nosotros”, concluye el alcalde.

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