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Otra oleada de dimisiones complica la operatividad de los bomberos

Los jefes y subjefes de los voluntarios de Lleida se unen a los ceses de los de Tarragona

Marc Rovira

La ristra de dimisiones no cesa en los parques de bomberos de Cataluña. Los jefes y subjefes del cuerpo de voluntarios del área de Lleida han presentado la renuncia en bloque y suman otras cincuenta bajas a las veintiséis que ya se registraron días atrás en Tarragona. Las renuncias son la penúltima muestra del clima de tensión que se vive entre los bomberos y el Departamento de Interior.

La Asociación de Bomberos Voluntarios de Cataluña (Asbovoca) critica que el nuevo reglamento del cuerpo, aprobado en enero por el Ejecutivo catalán, les atribuye similares funciones y obligaciones análogas a las que tiene un bombero profesional, pero, en cambio, no les reconoce una “digna” cobertura jurídica, sanitaria ni asistencial. Josep Maria Alcalá, presidente de Asbovoca, ya ha advertido que sin un responsable al mando la capacidad operativa de los parques queda muy expuesta y, en este sentido, la renuncia de los jefes de Lleida se entrevé como especialmente comprometida porque en dicha región hay veintiséis parques de voluntarios por tan sólo ocho de bomberos funcionarios.

Efecto dominó

Los próximos días aún podrían arrojar más leña al fuego de la discordia porque la oleada de dimisiones registrada en los parques de bomberos voluntarios de Tarragona y Lleida amenaza con ejercer un efecto dominó en las otras regiones de emergencias. Diversos parques de la región central han hecho público su descontento y su solidaridad con Lleida y Tarragona y en breve se pueden vivir deserciones parecidas. La distribución del cuerpo de bomberos no se rige por el mapa de provincias, sino que se articulan en siete zonas de actuación.

Las luces de alarma se han encendido en el Departamento de Interior. El consejero Ramon Espadaler se ha visto obligado a mover ficha y intenta maniobrar a marchas forzadas para evitar una situación de desatención que reduciría notablemente la capacidad de reacción ante eventuales emergencias.

Espadaler insistía ayer en que “no es materialmente posible” equiparar la situación de los voluntarios a la de los bomberos funcionarios porque “no existe relación laboral y no se pueden derivar determinadas coberturas”. Aún y así, Espadaler se mostraba dispuesto a abrir un debate para “llegar a unas prestaciones prácticamente iguales pero por caminos distintos”.

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