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El PNV no valoró el alcance del primer informe de Villalabeitia sobre Cabieces

El BCE exigió la presencia del presidente de Kutxabank para que explicara la denuncia

Mario Fernández, a la izquierda, y Gregorio Villabeitia el día del relevo en la presidencia de Kutxabank.
Mario Fernández, a la izquierda, y Gregorio Villabeitia el día del relevo en la presidencia de Kutxabank.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Ninguno de los consejeros de Kutxabank a propuesta del PNV valoraron el alcance del informe presentado el pasado 26 de diciembre por Gregorio Villalabeitia ante el principal órgano de decisión de este banco vasco sobre un pago irregular detectado por una auditoría interna y que el propio presidente comunicó que iba a dar traslado al Banco de España. En realidad, tampoco se percataron el resto de miembros del consejo de administración hasta el punto de que ninguno de ellos supo en esa reunión quién había sido el destinatario del abono. De hecho, algunos sospecharon que “el tal Cabieces” —Villalabeitia no dio el nombre completo del político socialista— podría ser “alguien del PNV”, según ha sabido EL PAÍS de fuentes internas de la entidad. Más aún, nadie en aquel consejo de Kutxabank ni en el del pasado jueves preguntó a Villalabeitia cuál era el despacho que venía abonando la cantidad ahora denunciada.

Cuando en el consejo de administración de la pasada semana el presidente de Kutxabank comunicó su irrevocable decisión, a instancias del Banco Central Europeo, de acudir a la Fiscalía para denunciar los pagos abonados a Mikel Cabieces desde abril de 2012, los representantes del PNV no pudieron reprimir su perplejidad. Fue entonces cuando comprendieron que se les había ido el tema de las manos porque “no habían sabido ver su magnitud, al igual que les ocurrió a los demás”, admiten fuentes de Kutxabank.

El presidente pidió a Mario devolver el dinero

J.M.G

A mediados del pasado mes de enero, Mario Fernández fue invitado por Gregorio Villalabeitia a compartir una visita de cortesía en la sede de Kutxabank, en la Gran Vía de Bilbao. A su término, el nuevo presidente del banco vasco le preguntó a su antecesor si disponía de unos minutos “porque tengo que comentarte un tema”, le dijo. Fernández asintió.

Ya en un cara a cara desprovisto de protocolos, Villalabeitia detalló a su antecesor en el cargo que el Banco de España había comunicado al Banco Central Europeo (BCE) la imperiosa necesidad de proceder a una denuncia por la irregularidad detectada en la auditoria interna de Kutxabank, relativa a un pago mensual desde abril de 2012 a Mikel Cabieces. Villalabeitia exigió a Fernández que devolviera la cantidad (243.592 euros). El expresidente de la entidad financiera lo abonó de inmediato al día siguiente de esta incómoda conversación.

Fernández ha puesto especial interés en subrayar que había abonado la cantidad resultante de las mensualidades entregadas a Cabieces por medio de un incremento sobre el importe anual que suponía la iguala con un despacho de Bilbao. Esta decisión, más allá de ser interpretada como un gesto propio de la personalidad del expresidente de Kutxabank, supone también la eliminación del delito de quebranto económico a la entidad que se había planteado entre las hipótesis de un posible procedimiento judicial.

De momento, el banco vasco ya ha elegido su representación legal en el proceso abierto a partir de que la Fiscalía de la Audiencia de Bizkaia ha decidido incoar expediente para sustanciar la denuncia sobre una irregularidad en la auditoría del banco vasco. El despacho madrileño de Rodríguez Mourullo defenderá los intereses de Kutxabank, según confirmó ayer este diario. Se trata de un estudio jurídico, con sede en la céntrica calle de Príncipe de Vergara del selecto barrio de Salamanca, fundado en el año 1971. Desde entonces ha venido interviniendo en los más importantes procesos pertenecientes al Derecho Penal Económico celebrados en España y de una manera especial en el caso Bankia.

De momento, las primeras diligencias de la Fiscalía se centran en la toma de declaración de las personas directamente concernidas en la denuncia de Kutxabank como son Mario Fernández y Mikel Cabieces, citados para el próximo viernes.

En realidad, todo el consejo quiso entender en la reunión de diciembre que Villalabeitia iba a buscar una solución tendente a “arreglar los trapos sucios en casa”. Se extendió la creencia generalizada de que una irregularidad semejante “no volvería a repetirse” y que al no haber existido una desviación de bienes y servicios tampoco habría lugar a una sanción, sobre todo porque se iba a pedir a Mario Fernández que repusiera la cantidad total abonada a Cabieces. Y, sobre todo, se creyó que “no iba a coger el vuelo que ha cogido”.

Como demostración evidente de este cálculo confiado, tras el consejo de diciembre no hubo filtración alguna sobre la irregularidad desvelada. En cambio, el pasado jueves Kutxabank y el PSE-EE —partido al que pertenece Cabieces— se vieron obligados a emitir sendos comunicados una vez que fueron informados de que el tema era ya de dominio mediático.

En esencia, la resolución del Banco de España, a donde inicialmente acudió el presidente del banco vasco a contar la irregularidad, desbarató toda táctica cautelosa. El supervisor español lo comunicó de inmediato al Banco Central Europeo y éste, a su vez, ordenó al presidente de Kutxabank que se personara en Fráncfort para dar explicaciones. Es decir, Villalabeitia no acudió a la sede del BCE a denunciar a Fernández sino que fue instado a dar explicaciones sobre la irregularidad detectada.

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Nadie en el consejo llegaba a comprender que Mario Fernández hubiera cometido un desliz en su gestión habida cuenta del unánime reconocimiento a su demostrada capacidad. De hecho, apenas surgieron preguntas sobre el informe que Villalabeitia les presentó en diciembre bajo la creencia compartida de que el anterior presidente “siempre sabía lo que hacía”. A este silencio incrédulo también contribuyó la “escasa confianza” entre los consejeros y el nuevo presidente, que había tomado posesión del cargo solo un mes antes y con quien los consejeros apenas contactaban al mantener su residencia familiar en Madrid.

Sin embargo, en la reunión del pasado jueves todo fue distinto. Durante una intensa hora y media los asistentes al consejo de administración de Kutxabank multiplicaron sus preguntas y preocupaciones sobre la dimensión judicial de la denuncia en la Fiscalía y la repercusión para la imagen de la entidad financiera. Fue ahí cuando los consejeros propuestos por el PNV comprendieron, principalmente, que se había ido demasiado lejos, y que, como sentenció el propio Villalabeitia, “ya no había marcha atrás”.

En la reunión se valoraron todas las opciones “imaginables” para mitigar el impacto de esta polémica, incluida la posibilidad de retirar la denuncia. Este escándalo se produce en plena oleada de corrupción y de convulsión política, aunque se trata de una cantidad de dinero nada alarmante y ya devuelta.

En el intenso debate del último consejo también se abordó el ámbito penal de la causa con las posibles repercusiones para la entidad y el anterior presidente. La devolución de la cantidad denunciada evita, de entrada, el posible quebranto, aunque fuentes jurídicas advirtieron del riesgo de una posible imputación por “administración desleal y de cohecho”, siempre pendiente de que la Fiscalía decide dar traslado de las diligencias al juzgado. Todo ello, en medio del ambiente previo a las próximas elecciones locales y forales.

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