El juego con y sin balón

Aunque el fútbol del mejor Barça siempre despertó una gran sensibilidad artística, no se sabía de su relación con la danza hasta que Cesc Gelabert ideó un espectáculo que lleva por nombre Foot-ball. Había que ser un hincha muy culé, tener un pasado reconocible como futbolista y estar considerado un coreógrafo de fama mundial para descodificar algunas de las jugadas más celebres del equipo que entrenaron Rijkaard, Guardiola y Tito. Y Gelabert es socio barcelonista (tiene el carnet 6.242), resolvió uno de los partidos más históricos del CP Sarrià y baila como si fuera Cruyff.

El diálogo de la danza con el fútbol funciona estupendamente, la imagen mezcla muy bien con el escenario y los movimenteos de los bailarines no se solapan sino que son complementarios con la de los jugadores del Barça. Ambos participan al fin y al cabo de una disciplina parecida, precisan dominar la técnica y controlar el espacio, necesitan ser rápidos y elegantes en sus movimientos, para después llegar al espectador a partir de su creatividad, como así se apreció ayer en el Teatre Nacional.

El gambetear de Messi, la fiereza de Puyol, la pelopina de Xavi, las croquetas de Iniesta aparecen en pantalla y en el suelo, igual que la punyalada de Lo Pelat en el Camp Nou. No juegan once sino siete y el partido no dura una hora y media sino 60 minutos. No importa porque hay tiempo suficiente para disfrutar de las diferentes fases de juego, saborear la victoria, penar por la derrota y cantar sobre todo el gol maradoniano de Messi al Getafe. Una jugada que pone el punto y final a una obra in crescendo después de un arranque preocupante por la aparición de Arbeloa.

El gol de Messi se paladea de manera rápida y a cámara lenta mientras se dramatiza sobrecogedora y largamete sobre el lanzamiento de penalti. La fuerza alterna con la emoción en una función para disfrutar, mérito de Cesc Gelabert, mitad futbolista, mitad bailarín, admirable como inovador y creador de Foot-ball. Nadie contó mejor cómo se juega a fútbol con y sin balón.