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Un pueblo decapita gallos colgados de cuerdas en una fiesta navideña

La tradición se publicita como uno de los atractivos turísticos de A Mezquita

Imagen de un vídeo realizado por un asistente y cedido a EL PAÍS
Imagen de un vídeo realizado por un asistente y cedido a EL PAÍS

El pasado cinco de enero, dentro de las actividades de la Fiesta de los Reyes, en el pueblo ourensano de A Mezquita (1.100 habitantes), un grupo de vecinos arrancó la cabeza a varios gallos de corral, colgados de una cuerda en plena vía pública. Tras lanzar los cráneos al aire, tal y como manda la tradición, solamente los hombres se comieron, cocinados, a los animales recién degollados. Y es que la entrada de mujeres a esa degustación popular está vetada. Los hechos quedaron retratados en un vídeo y en varias fotografías en las que los vecinos posaban, orgullosos, junto a los gallos recién descabezados y también junto a niños de la localidad.

Esa decapitación forma parte de una ancestral fiesta que perdió fuelle en la década de los setenta del pasado siglo, hasta que un vecino la recuperó en todo su esplendor hace 30 años. De hecho, el propio Ayuntamiento la publicita como uno de sus atractivos turísticos, aunque desde el consistorio se desvinculan del acto en el que se ejecuta a los gallos y que, efectivamente, no está incluido en el programa oficial. Según explican, la fiesta consiste en "una reunión de personas durante cinco días en los que se come, bebe, baila y se llevan a cabo actos típicos en los que se escoge como responsables a un Rey y a un Virrey, figuras nombradas con dos años de anterioridad".

Desde el gobierno local de A Mezquita, un tripartito encabezado por el BNG, se asevera que nunca saben ni cuándo ni dónde se va a materializar la decapitación. Y es que la costumbre está tan arraigada, que resulta difícil encontrar detractores en este municipio colindante con Portugal y Zamora. En los bares, los pocos vecinos que se muestran dispuestos a hablar de la polémica, en su gran mayoría, defienden la celebración -incluso algunas mujeres que no pueden asistir- porque "se hizo así toda la vida". A otros les resulta indiferente o restan importancia a las críticas porque "la fiesta es mucho más que el día del gallo". Los menos, se muestran frontalmente en contra y por eso la Guardia Civil recibió hasta cuatro denuncias por presunto maltrato animal, aunque los agentes afirmaron no haber encontrado ni rastro de los hechos denunciados.

Dos días después de los hechos, la Televisión de Galicia, durante uno de sus informativos de máxima audiencia, difundió un vídeo en el que se aprecia una de las decapitaciones en la vía pública. Según el gobierno local, "en teoría se mataba a los animales antes de colgarlos como algo simbólico", una posición que concuerda con la defendida por los participantes en el dia del gallo y que contradicen los denunciantes. En las imágenes se puede ver a dos hombres balanceando a un gallo atado a una cuerda. Cuando el animal se acerca al suelo, otras dos personas intentan arrancarle la cabeza en varias ocasiones. Finalmente consiguen decapitar al ave por la fuerza, tras colgarse de su cuerpo.

Después de que el periódico La Región destapase los hechos, las escasas críticas se han convertido en denuncias. El colectivo ecologista Amigos da Terra ha llevado el "cruel espectáculo" ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y ante la Policía Autonómica. Este diario se ha puesto en contacto con un portavoz de la Guardia Civil para recabar su versión y aclarar si se ha iniciado algún procedimiento, pero no ha obtenido respuesta alguna. Amigos da Terra expresa su "contundente repulsa y condena" a unos hechos que consideran "una clara vulneración" de la ley de protección de los animales domésticos y salvajes en cautividad, en la que se estipulan sanciones económicas que debería imponer la Administración autonómica. La Xunta dice estar recabando más información.

Este colectivo también ultima una demanda ante la fiscalía para que "se investigue la autoría de la barbarie y se inicie el correspondiente procedimiento judicial" ya que, según aseveran, los hechos podrían corresponderse con lo tipificado en el Código Penal, en lo relativo al maltrato animal injustificado. "Es especialmente vergonzoso que los autores se escuden en una tradición cultural. La tortura ni es arte ni es cultura", explican desde Amigos da Terra. La asociación en defensa de los animales Libera también ha interpuesto otra denuncia ante la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta de Galicia porque también consideran que lo ocurrido incumple la Ley de Protección Animal. Los organizadores restan importancia a las quejas, que atribuyen a vecinos de otras localidades del municipio, y aseguran que mantendrán la decapitación en lugar privado para "esquivar" a los detractores.

"Se pararía si movilizamos al ejército"

En A Mezquita no hay grandes voces en contra de la decapitación de gallos. Uno de los pocos vecinos que manifiesta su "frontal" rechazo en público es el alcalde. Rafael Pérez (BNG) afirma que el Ayuntamiento es "totalmente independiente" de la organización porque "no hay que tramitar ningún permiso, ni tiene nada que ver con nosotros". "Solo se podría parar si movilizamos al ejército", afirma. El regidor recuerda que, en realidad, la Fiesta de los Reyes dura varios días en la que hay "carrozas, comidas o cantos", y en la que, según creían, ya no se practicaba la decapitación de animales vivos.

Pérez, que entiende la extrañeza que genera asegurar que en una localidad tan pequeña no se conociese con anterioridad la convocatoria de la decapitación, aclara que el gobierno local ni va a denunciar ni se va a sumar a ninguna de las quejas presentadas por vecinos y ecologistas. A pesar de ello, el regidor insiste: "Me opongo a cualquier maltrato animal". Y es que esta pequeña localidad del interior de Galicia, el gobierno local no está en condiciones de enfrentarse a los vecinos. En 2011, y tras una pelea interna del PP, se fraguó un extraño pacto entre BNG, PSOE y PP que estuvo a punto caer en saco roto, tras una moción de censura impulsada por cuatro ediles independientes -expopulares enfadados con la dirección del partido- y un tránsfuga del PSOE, que no llegó a prosperar.

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