El Ejército quiere volver a abrir un museo militar en Barcelona
Las colecciones se exhibirán en el edificio de Defensa del Portal de la Pau
El teniente general inspector general del Ejército, Ricardo Álvarez-Espejo, hizo ayer un anuncio inusual durante la celebración de la Pascua militar en Barcelona: expresó su intención de crear un museo militar en el edificio del Gobierno Militar, ubicado en el Portal de la Pau, al comienzo de la popular Rambla, frente a la estatua de Colón.
Durante un discurso en el que dio cuenta de los actos abiertos organizados por Defensa en Cataluña durante el último año, Álvarez-Espejo afirmó que el “establecimiento progresivo” del museo responde a la voluntad de mostrar “la contribución de Cataluña a la historia militar española” y evitar “dejar al margen de la ciudadanía de poder contemplar tan singular patrimonio”. “Es un objetivo ambicioso e irrenunciable, al cual dedicaré todo mi esfuerzo”, dijo ante autoridades militares, institucionales —como la delegada del Gobierno, Llanos de Luna—, consulares y policiales.
La capital catalana no tiene museo militar desde que en 2009 cerró el que había en el Castillo de Montjuïc, una instalación que Defensa cedió a las administraciones catalanas tras prometerlo el entonces presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, socialista; al Gobierno tripartito y a un ayuntamiento también entonces en manos del PSC. La idea era reconvertirlo en un Museo de la Paz.
La cuarta colección
Barcelona ha tenido tres museos militares desde el siglo XVIII. En 1888, poco antes de la Exposición Universal, José Estruch abrió el Museo Armería Estruch en la plaza de Catalunya. Cerró en 1903 y sus 1.300 piezas —armas y armaduras de distintas épocas históricas— se exponen en el Musée de l’Armée de París.
Entre 1906 y 1940 la capital catalana tuvo otro museo militar, el Museo de la Guerra, impulsado por Alfonso XIII en el Tibidabo. La colección, ubicada bajo el Gran Mirador del Tibidabo, estaba dedicada a la I Guerra Mundial y exhibía, para pasmo del público, trincheras, planos y munición.
El último museo militar de Barcelona fue el franquista, abierto en 1963 y cerrado en 2009. El 15 de junio de 2008 miles de ciudadanos subieron a Montjuïc y tomaron el patio de armas para celebrar la recuperación del castillo para la ciudad con una fiesta en la que hubo payasos, gigantes, una fideuá popular. Un año después, el 24 de mayo de 2009, la fiesta de despedida del museo fue más discreta, pero no faltó banda de música y chocolatada.
El antiguo museo militar de Montjuïc fue inaugurado por Francisco Franco en 1963 y fue uno de los últimos vestigios del franquismo en Barcelona. El museo albergó 7.000 piezas propiedad de Defensa, el Ayuntamiento y particulares: cañones, armaduras, vestuario, sombreros y gorras, sables, pistolas, soldaditos (¡11.000!), maquetas, retratos... En 2009 la colección se enfrentaba a un futuro incierto. Las colecciones privadas fueron retornadas a sus propietarios, como el Museo Frederic Marès, que recuperó 269 armas antiguas: desde ballestas alemanas del siglo XVI, espadas toledanas del Siglo de Oro, hasta armas de cinto fabricadas en Ripoll siglos atrás.
El Ministerio Defensa trasladó el grueso de la colección a la base de Sant Climent Sescebes (Alt Empordà), donde permanece embalado en un almacén, informa Marta Rodríguez-Font. Según fuentes del Consorcio que gestiona el castillo de Sant Ferran de Figueres (Alt Empordà), solo se exhibe una pequeña muestra, integrada por maquetas de fortalezas catalanas y soldaditos de plomo en visitas guiadas en un espacio que se habilitó en la fortaleza. En marzo de 2010, Defensa anunció una inversión de nueve millones de euros para rehabilitar la Casa del Gobernador de la fortaleza, que ocupa 34 hectáreas, y realizar el proyecto museográfico del futuro Museo Militar de Cataluña. Los casi 2.500 metros cuadrados del edificio, afirmó entonces Defensa, permitirían albergar todo el material de Montjuïc. Pero las obras no han ni comenzado.
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