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Las dificultades económicas abren una profunda crisis en UGT-PV

Las tensiones fuerzan al secretario general a anunciar su dimisión a mitad de mandato

El secretario geneal de UGT-PV, Conrado Hernández, durante la presentación de su dimisión en Alicante.
El secretario geneal de UGT-PV, Conrado Hernández, durante la presentación de su dimisión en Alicante.PEPE OLIVARES

El secretario general de la Unión General de Trabajadores del País Valenciano (UGT-PV), Conrado Hernández, no ha podido aguantar el desgaste de liderar el sindicato en las duras condiciones de la crisis. El hasta ahora líder ugetista de la Comunidad Valenciana lo admitió ayer en Alicante, aunque su dimisión se formalizará el próximo día 15. Los acuciantes problemas de tesorería han obligado a la organización a cuatro expedientes de regulación de empleo que han dejado en la calle a 223 personas desde 2011. Esta es la principal razón por la que la hegemónica Federación de Servicios Públicos (FSP) le ha retirado a Hernández el apoyo que le brindó en el congreso de mayo de 2013.

Los secretarios generales de las distintas federaciones adoptaron el pasado viernes, en un consejo celebrado en Valencia, la decisión de apear a Hernández del cargo y de proponer como sustituto a Gonzalo Pino, actual número dos de la organización. Hernández resultó elegido al frente de UGT en la Comunidad Valenciana el 25 de abril de 2009 en el congreso regional del sindicato, cuando sustituyó a Rafael Recuenco, y fue reelegido en mayo de 2013 para un mandato que estaba previsto que se prolongara hasta 2016.

El apoyo de FSP permitió a este sindicalista proveniente de la antigua federación del metal obtener un suficiente 52% de apoyos para continuar su mandato. Pero el sindicato está viviendo tensiones en la tesorería, según fuentes internas, incluso para afrontar gastos diarios. Solo por los cuatro expedientes de regulación de empleo (el último, sin acuerdo, se dirimió en los tribunales) el sindicato se hipotecó para indemnizar con cinco millones a los despedidos. Esta circunstancia agrava mas aún la maltrecha economía sindical, que vio cómo sus convenios de actividad sindical y formación con la Administración pasaban de 20 millones de euros anuales a solo tres, algo inasumible para la estructura de personal del sindicato.

A la espera de un convenio estatal que actualice estos convenios y ofrezca un marco estable de financiación, el imperativo en el sindicato es el de readaptar al siglo XXI una organización que nació oficialmente hace casi 130 años, en plena era industrial. El secretario general de la UGT, Cándido Méndez, pidió hace apenas dos meses acelerar cambios estructurales. Los sindicatos no hablan ya únicamente de derechos laborales, como comentan desde UGT, son un apéndice de la sociedad que toma posición en todo su amplio espectro de expresiones.

Actualmente, los afiliados al sindicato valencianos superan los 100.000, aunque solo hay 90.000 cotizantes, según fuentes de UGT. Insuficientes, en cualquier caso, para mantener la estructura clásica organizativa a base del pago de cuotas. La pérdida de afiliados valencianos en los últimos años, según la secretaría de Organización que dirige Carlos Vila, ha estado entre un cinco y un seis por ciento, algo inferior a la media estatal. Hace años la federación valenciana llegó a superar los 112.000 afiliados.

Sobre la mesa de negociación interna del sindicato está la reducción de las federaciones de la organización: se pretende que de las nueve que hay en toda España queden tres. “Eso va traer una renovación que suprimirá muchas uniones comarcales, habrá que renegociar muchos puestos y eso pone nerviosos, el sindicato no puede mantenerse como está en la actualidad”, según las fuentes consultadas que añaden que los tiempos llaman a reinventarse y que con la afiliación actual la estructura histórica no se mantiene.

Los cambios por venir están llenos de “propuestas interesantes”, contó Conrado Hernández, pero no entran en la “estructura mental” de un sindicalista como él. Hernández comenzó defendiendo los derechos laborales hace un cuarto de siglo. Pasó casi 20 años como secretario general de la federación del metal y seis en el cargo al que ahora renuncia.

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