El sindicalista que ha marcado Ford se marcha
Hombre fuerte de Ford, atacado por sus rivales, Gonzalo Pino deja la fábrica tras superar la peor crisis en 24 años
El sindicalista que ha marcado la planta de Ford durante los últimos 24 años prepara su salida. Gonzalo Pino llegó a la fábrica en 1976. Se situó en la órbita de Comisiones Obreras en una época crítica para la industria española. En 1980 se afilió a UGT. Dos años más tarde era secretario de organización. En 1985 fue elegido secretario general del sindicato en la planta de Almussafes. Y hasta ahora. "Debo ser de los que más tiempo lleva en el cargo de España", cuenta. La factoría ha atravesado en ese periodo momentos negros. Como cuando a finales de los noventa la compañía amenazó con trasladar la producción a Alemania (con videoconferencia vía satélite, una rareza en aquellos tiempos, incluida). Pero ninguno tan escurridizo, asegura, como la crisis actual.
"Hemos tenido que convencer a Ford para que mantuviese la planta abierta"
"Habrá que ver cómo afrontar el exceso de personal para ser competitivos"
Mención especial merece el acuerdo de viabilidad firmado con la dirección de Ford Europa en 2007, después de dos años de negociaciones y decenas de viajes a Colonia, donde se halla el cuartel continental de la multinacional. Para entonces el sindicalista se movía sin perderse por las tripas de Ford. Una empresa lo bastante enorme como para que las estrategias y los intereses de sus altos directivos no sean necesariamente coincidentes. De aquel acuerdo, el sindicalista obtuvo, sobre todo, un compromiso de inversión millonaria en la planta de Almussafes que garantizaba su competitividad y alejaba el fantasma del cierre en una época en que la compañía con sede en Dearborn (Michigan, EE UU) miraba con agrado los costes de producción del Este de Europa.
Pino dejará ahora el día a día de la fábrica para ocuparse de la secretaría federal de Acción Sindical del conjunto de la UGT-PV. En realidad lleva en el cargo desde el VI congreso nacional del sindicato, celebrado en abril. Pero la más que compleja situación que se vivía en la fábrica le aconsejó a permanecer en ella.
"El último año, en realidad los últimos tres años en la factoría han sido los más complicados de todos los que he vivido", dice Pino. "Hemos tenido que convencer a la dirección europea y mundial de Ford para que mantuviese la planta, le concediese nuevos productos, y realizase la inversión necesaria para sacarlos adelante. Me da satisfacción haber colaborado a dar cinco años de mayor tranquilidad a la planta. Eso no significa que todo sea perfecto, porque el mercado seguirá un tiempo con problemas".
Un par de semanas antes de ser elegido secretario de Acción Sindical los trabajadores de la planta rechazaron en una votación reñida la propuesta de convenio planteada por la compañía y respaldada por UGT, que domina con mayoría absoluta el comité de empresa. El resultado dejó al sindicato en una situación delicada. La empresa respondió anunciando 600 despidos y endureciendo las condiciones de los expedientes de regulación de empleo que estaban en marcha. La crisis pareció cerrarse en octubre. La plantilla refrendó la propuesta de convenio con el 75% de los votos. Y apoyó también la fórmula pactada por la compañía y UGT para amortiguar el impacto del nuevo expediente de regulación. Según el acuerdo, 400 de los afectados serían recontratados en tres años y 200 se acogerían a bajas incentivadas.
Los meses han ido pasando, sin embargo, y la compañía no ha reunido todavía a los 600 voluntarios que necesita. El plazo (que finalizaba el 1 de enero) se ha ampliado. ¿Qué ocurrirá si no los encuentra? "Yo creo que la propia empresa es consciente de que la situación económica general es de gran incertidumbre, y eso hace dudar a muchos a la hora de presentarse voluntaria. Sabíamos que la cosa iba a ir lenta. Si no alcanza, tendremos que volver a sentarnos para ver cómo afrontamos el exceso de personal para que la planta siga siendo competitiva dentro de la marca y, en general, del sector del automóvil".
La salida de Pino será seguida con atención desde dentro. Ford, la mayor fábrica valenciana, arrastra directa e indirectamente unos 30.000 empleos, y su peso es estratégico en muchos frentes. Uno de ellos, el sindical. Después de años de alternancia con CC OO, UGT se hizo con la mayoría de la representación en 1996 y ya no la ha soltado. Comisiones, CGT y STM afirman que a ello ha contribuido el juego sucio practicado por UGT y la pinza que habrían forjado el sindicato y la empresa.
El sucesor de Pino, Carlos Faubel, ingresó en la fábrica en los noventa, ha sido su mano derecha como secretario de organización, y es visto como una vía para renovar el sindicato sin poner en peligro la continuidad.
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